Los zamoranos empiezan la Semana Santa con un ojo puesto en el cielo

La previsión meteorológica augura una semana "seca", pero en primavera el tiempo puede cambiar en cualquier momento

Un cofrade del Silencio tras la suspensión de la procesión por lluvia en 2019.  Arriba, la Soledad cubierta con un plástico, urna de metacrilato de Jesús Yacente y el público con paraguas a la salida de la Tercera Caída.

Un cofrade del Silencio tras la suspensión de la procesión por lluvia en 2019. Arriba, la Soledad cubierta con un plástico, urna de metacrilato de Jesús Yacente y el público con paraguas a la salida de la Tercera Caída. / A. B.

A. B.

Esperar 12 meses, organizar una procesión y tener que suspenderla en el último minuto genera una frustración comprensible en todos los hermanos de una cofradía, pero es un deber moral salvaguardar el patrimonio artístico religioso legado por nuestros antepasados para pasárselo en buenas condiciones a la siguiente generación de zamoranos. Por eso, ante cualquier sospecha de lluvia, se suspenden las procesiones.

Cubrir los pasos con plásticos ya no es una alternativa, se ha demostrado que esto produce una condensación aún más dañina para la madera que la propia lluvia.

Zamora vive cada Semana Santa pendiente de la predicción del tiempo, con un ojo puesto en el firmamento y el dedo en el móvil actualizando la aplicación del tiempo.

Con un ojo siempre puesto en el cielo

Con un ojo siempre puesto en el cielo / A. B.

La meteorología no es tan inestable en ninguna estación del año como en primavera, y todo puede cambiar de un día para otro. Pero, por el momento, parece que la Semana Santa de 2023 no va a traer demasiada lluvia. Se vaticinan nubes y claros durante toda la semana, pero un probabilidad de precipitaciones escasa que podría aumentar en los últimos días de la Pasión, particularmente el Sábado Santo. Las temperaturas serán suaves, con máximas cercanas a los 20 grados Celsius y mínimas frescas en la madrugada.

Pero, como ya se ha dicho, en abril cualquier viento puede cambiar la dirección de una borrasca y encapotar el cielo en cuestión de horas. Más vale rezar.