El Espíritu Santo inicia las procesiones de la Semana Santa de Zamora

Tres hermanos de La Roda desfilaron con los zamoranos

Los hermanos de paso maniobran para salvar la puerta del templo del Espíritu Santo con la imagen titular.

Los hermanos de paso maniobran para salvar la puerta del templo del Espíritu Santo con la imagen titular. / EMILIO FRAILE

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

El huerto y la iglesia acogieron a los hermanos en los momentos previos de abrazos, reencuentro y oración de la procesión de la Hermandad del Cristo del Espíritu Santo. Superados los tiempos en los que estuvieron prohibidas las apreturas para evitar los contagios de la pandemia, los hermanos pudieron verse por fin las caras sin la mordaza de las mascarillas en la cita del Viernes de Dolores. Y salieron en ordenadas y distanciadas filas desde el templo y la calle los cofrades de vestimenta monacal, con el blanco de la estameña el capillo que oculta parcialmente el rostro, el cíngulo ajustado a la cintura y el farol con el que iluminan el camino por unas calles de Zamora que ya no se oscurecen al paso de la procesión, aunque no en todos los tramos.

Las tinieblas, elemento fundamental de la procesión. | Emilio Fraile

Las tinieblas, elemento fundamental de la procesión. | Emilio Fraile / Carlos Gil Andrés

No siempre la procesión del Espíritu Santo salió con estos faroles. Inicialmente los hermanos llevaban un grueso velón para iluminar su marcha, sustituido después por los antorcheros de Miguel Fernández Calles, que en el año 80 diseño los actuales faroles que tan adecuados resultan para la estética de esta procesión.

Precisamente dos de estos antorcheros se recuperaron el pasado año escoltando a la Cruz de Penitencia y este año se han añadido otros dos más con la Cruz guía, realizados por "Machín", precisamente discípulo de Miguel Fernández Calles. Antorcheros que abrían y cerraban una procesión celebrada en noche ventosa, pero no del todo desagradable.

En silencioso caminar los hermanos del Espíritu Santo salieron descalzos o con las sencillas sandalias franciscanas. El sonido de las carracas (tinieblas) rompe el silencio de una calle repleta de público, ávido por vivir las procesiones de una Semana Santa completa y sin restricciones.

Mucho público

Desde el momento inicial, la salida de la iglesia abacial, el público se congrega para ver la marcha de los penitentes, que tiene en este punto uno de sus momentos especiales, pero que estéticamente se ve superado por otros muchos hitos, desde al subida por la cuesta del Mercadillo al paso por estrechas calles como la del Troncoso o el canto del "Christus Factus Est" en el atrio de la Catedral, junto a la lectura de la Pasión de Nuestro Señor.

Durante la procesión el coro de la hermandad interpreta otras obras del maestro Manzano, en especial el "Crux Fidelis" que coloca un punto extra de emoción entre todos aquellos que salen a las calles para ver el primer desfile oficial de la Semana Santa Zamorana, protagonizado por una de las hermandades más jóvenes, creada en 1975 y también una de las que, desde su inicio, caló hondo en la sociedad zamorana, por más que desfilara en un Viernes de Dolores, antes de iniciarse la Semana Santa propiamente dicha. Otro himno, "Adoranos Te Crhiste", se combina con "Crux Fidelis" en la procesión además de cantarse antes del inicio del desfile, tras las palabras del abad y la exhortación del capellán.

Invitados

La cofradía tenía este año invitados en el desfile, tres hermanos de la Hermandad Penitencial de Jesús Coronado de Espinas procedentes de La Roda, la afamada localidad albaceteña debido a los dulces conocidos como "Miguelitos".

Salieron cerca del Cristo del Espíritu Santo, que es uno de los crucificados sin duda más humildes de la Semana Santa zamorana y el más antiguo ya que está datado a mediados del siglo XIV.

Sale a hombros de los hermanos que portan las andas con el único sonido de los tambores sordos que marcan el ritmo a los cargadores. La imagen del Crucificado sobre el Gólgota e iluminada por los tenebrarios ocupaba casi el final del desfile, junto al capellán y la presidencia de la procesión. Previamente otros elementos destacan en este desfile, comenzando por el pendón representativo de la hermandad, renovado este año por el 40 aniversario y escoltado por dos mayordomos.

Otra pieza llamativa es el campanil procesional, una singular pieza en la Semana Santa zamorana. Se trata básicamente de una gran campana portada sobre una estructura de arquillos góticos que suena durante el recorrido y proporciona una nota de sonido fúnebre muy adecuado en esta procesión.

Y también desfila el incensario, una suerte de pebetero para quemar el incienso al paso del Cristo.

El libro de difuntos es el último elemento que compone el desfile de la austera cofradía.

Tiene la Hermandad Penitencial del Cristo Espíritu Santo una ventaja sobre el resto de procesiones, que es la primera, la que abre la Semana Santa zamorana y encuentra a un público ávido de Pasión, de espera en las aceras en amena conversación, del silencio al paso de hermanos y Jesús y de, en fin, vivir de nuevo la experiencia de siempre.

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