Félix Gómez ha sido reelegido presidente (abad) de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, lo que significa que durante cinco años más llevará las riendas de una cofradía que dirige desde 1978, prácticamente desde su creación.

La asamblea de la Buena Muerte ha dado este domingo su apoyo unánime al único candidato a la reelección, que es con diferencia el mandatario más longevo de la Semana Santa de Zamora. De hecho, de agotar este mandato prácticamente estará a punto de cumplir las bodas de oro con el cargo.

Felix Gómez (segundo por la izquierda), en una asamblea EMILIO FRAILE

Pese a la limitación de mandatos establecida en el Estatuto Marco de las cofradías de Zamora decretado por el Obispado son varios los presidentes que han superado el máximo permitido. Y lo han hecho sin incumplir la normativa diocesana, ya que cuando hay modificación de estatutos el contador de mandatos se pone a cero, lo que ha permitido, no sólo a Félix Gómez, sino también a otros presidentes, continuar en el cargo. El actual mandato del presidente de la Buena Muerte se prolongaba desde febrero de 2016.

El caso de Félix Gómez, sin embargo, es peculiar ya que, la cofradía de la Buena Muerte se fundaba en 1974 y desfilaba por primera vez en 1975. Tras el paréntesis de estos primeros años, a partir de 1978 ha tenido un solo presidente, el mismo que acaba de ser reelegido.

Con habíto inspirado en los cuadros de Zurbarán y en los murales del Monasterio de la Rábida, los hermanos visten túnica y cogulla de estameña blanca, faja de arpillera, ceñida a la cintura y sandalias franciscanas. Del cuello cuelga un crucifijo reglamentario Inspirado en los cuadros de Zurbarán y en los murales del Monasterio de la Rábida, los hermanos visten túnica y cogulla de estameña blanca, faja de arpillera, ceñida a la cintura y sandalias franciscanas.

La cofradía llama la atención por su cuidada estética y la buena organización del desfile que sale en la noche del Lunes Santo de San Vicente para recorrer las estrechas calles del La Horta y Casco Antiguo. El canto del Jerusalem Jerusalem de Miguel Manzano es el momento cumbre de la procesión.

Esta cofradía fue una de la última en aceptar la incorporación de la mujer, por imperativo del Obispado, aunque su larga lista de espera hace difícil que, en la práctica, se atisbe la entrada de alguna fémina en los próximos años.