Zamora se vuelca con la procesión de la Cofradía de la Resurrección. Miles de personas aguardaban la llegada de los cortejos de la Virgen de la Alegría y de Jesús Resucitado en la Plaza Mayor una hora antes de que las comitivas hicieran acto de presencia en el ágora. La escultura de merlú estaba literalmente camuflada entre el público cuando los cofrades se encontraban en su receso, donde este año ha faltado el tradicional ágape ofrecido por Antonio Pedrero a los hermanos del Cristo para evitar las aglomeraciones que se producían a la entrada y salida de su casa.
Los tambores de la banda de cornetas y tambores ciudad de Zamora empiezan a oírse. Los hermanos de la Virgen se acercan poco a poco, mientras que los que acompañan a la imagen del Cristo, que hiciera Ramón Álvarez, alcanzaban ya la plaza de Viriato. No dejaban de sonar los cohetes.
La bandera azul de la Virgen y su cruz guía, llevada por Nicanor Fernández, comienza a avanzar por la plaza al ritmo marcado por la banda Ciudad de Zamora que interpreta, entre otras piezas, el Bolero de Algodre. Y aparece finalmente la Virgen de la Alegría, con su manto negro, escoltada por la Guardia Civil. Poco a poco la imagen avanza, a ritmo acompasado de las notas interpretadas por la banda de música de maestro Nacor Blanco. Cuando la imagen de Higinio Vázquez se encontraba a los pies del edificio del Ayuntamiento de Zamora su Hijo irrumpió en la plaza principal de la ciudad. La talla camina lentamente hacia la mitad de la plaza. Madre e hijo se sitúan a la misma altura y comienzan a girarse lentamente.
Vuelve a ver la retransmisión del Encuentro en la Plaza Mayor:
En cuestión de segundos se encuentran cara a cara y el manto negro de la Virgen cae y comienzan a interpretar el himno nacional al tiempo que comienzan a dispararse salvas desde varios edificios y desde varios balcones lanzan globos, confetis. Madre e hijo se saludan con tres reverencias. Instantes más tarde la Banda de Música de Zamora, dirigida por Manuel Alejando López, y Luis Antonio Pedraza, con la flauta y tamboril, comenzaron la interpretación de la Alborada.
Los hermanos de la Virgen y del Resucitado con las imágenes, poco a poco, emprendieron el camino por la calle de Balborraz hacia la Horta. Saludos y conversaciones de balance de la Semana Santa comenzaron a planear. Las campanas de la iglesia de la Horta comenzaron a repicar cuando al Resucitado le restaban pocos metros para regresar al templo de salida. La imagen encara la puerta al son del himno nacional mientras que sus cofrades levantan las varas adornadas con flores y lazos. Los aplausos de los presentes lo despiden.
Minutos más tarde la Virgen de la Alegría llega a la plaza de San Julián del Mercado y comienzan a lloverle las flores de los cofrades. Gesto que mucho repetirán durante el avance de la Madre hacia el templo de los barrios bajos. Al son del himno nacional y con las varas en alto la Virgen accedió a Santa María de la Horta.
“Salud y hasta el año que viene” comenzaron a decirse los presentes. Concluye sin duda la Semana Santa más esperada de los últimos años. Ahora llega el tiempo de las romerías.
