La Opinión de Zamora

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La Vera Cruz mantiene vivo el legado secular de Gil de Ronza

El Ecce Homo y el Cristo de la Laguna, ambos realizados por el artista hispanoflamenco en 1522, alcanzan un aniversario redondo, aunque solo el primero de ellos desfilará hoy

PROCESION DE LA SANTA VERA CRUZ JAVIER DE LA FUENTE

Gil de Ronza y su legado están de aniversario, y no es uno cualquiera. En este 2022 se cumplen cinco siglos de dos de las obras que el artista hispanoflamenco creó a comienzos del siglo XVI y que ahora forman parte del amplio catálogo de imágenes incorporadas al patrimonio de las cofradías zamoranas. En este caso, las dos tallas se encuentran entre las propiedades de la Vera Cruz, aunque una de ellas ya no desfile el Jueves Santo. El Ecce Homo y el Cristo de la Laguna tomaron forma en 1522 y han visto pasar generaciones y generaciones sin caer en el olvido.

La Vera Cruz mantiene vivo el legado secular de Gil de Ronza

El Cristo de la Laguna

En el caso del Cristo de la Laguna, la imagen formó parte en su día del grupo de tallas que el deán Diego Vázquez de Cepeda mandó hacer para decorar su capilla mortuoria en el Convento de San Francisco. Según la obra editada sobre el patrimonio de la Vera Cruz, bajo la firma de José Andrés Casquero y de Miguel Ángel Jaramillo, se trata de una obra tallada en cerezo en la que el Cristo aparece “muerto y sin muestras de patetismo, más allá de los relieves de heridas del costado y de los clavos de pies y manos; inclina la cabeza a la derecha y lleva corona de espino”.

La misma publicación señala que no hay datos sobre cómo llegó esta obra a ser propiedad de la Vera Cruz, aunque sí revela que permaneció años guardado en la capilla de San Miguel antes de ser trasladada a Santa María la Nueva en los años 60. Su presencia en el desfile procesional de la época contemporánea se reduce a un breve sexenio en el que fue sacado a las calles en la tarde del Jueves Santo.

Los archivos revelan que también pudo formar parte de la procesión siglos atrás, pero no fue hasta finales de la pasada centuria cuando se incluyó de nuevo. La hermandad decidió que el Cristo de la Laguna, vinculado tradicionalmente al gremio de los hortelanos, regresara a la procesión en el año 1995.

La hermandad decidió que el Cristo de la Laguna, vinculado tradicionalmente al gremio de los hortelanos, regresara a la procesión en el año 1995.

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En aquel momento, su entonces jefe de paso, Ildefonso Boizas, apuntó que “la Vera Cruz siempre tuvo en mente la idea de procesionar al Cristo de la Laguna”, en ese caso, entre el Nazareno y La Dolorosa. La restauración de Mariano Nieto colaboró con la causa, aunque su presencia se redujo a un breve periodo que concluyó súbitamente en 2001.

La propia cofradía, en consonancia con los expertos, determinó que la imagen rompía “toda la iconografía del Jueves Santo” y aprovechó la inclusión de El Lavatorio del Señor para poner fin a la presencia de este crucificado en la tarde del Jueves Santo, aunque sí sale a las calles en momentos puntuales ajenos a la Pasión.

Ecce Homo

En el caso del Ecce Homo, su origen también se puede hallar en el Convento de San Francisco y en los encargos de Vázquez de Cepeda. En esta imagen, de 1,77 metros, la mano derecha de Cristo sujeta una caña, mientras que la izquierda pende del dogal que lleva anudado al cuello. Más allá de eso, la imagen está erguida, aunque con una pierna flexionada.

El Ecce Homo comenzó a procesionar en 1983 y desfiló por primera vez sobre una mesa de ruedas tallada por Bronis Valtzany en 1957 para María Auxiliadora con motivos salesianos. En 1995, la cofradía le compró una mesa a la Cofradía de Jesús de la Tercera Caída y la adaptó a hombros, antes de que en 2008 José Antonio Pérez tallara la actual.

Este paso sí saldrá este Jueves Santo a las calles en pleno aniversario redondo. La Semana Santa da lustre así al legado de hombres como Gil de Ronza, que casi 500 años después de su muerte sigue dejando huella en su tierra de acogida.

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