La mascarilla es el complemento "de moda" de este año. Si bien algunas cofradías introducirán pequeños cambios en sus hábitos, como el cambio de cordones o cintas de medallones por cuestiones de estética, todas las hermandades se han visto obligadas a añadir a su habitual indumentaria el famoso cubrebocas.

Mascarilla de Semana Santa bordada con la Virgen de la Soledad. EMILIO FRAILE

Su uso es de obligado cumplimiento en todos los actos de la Semana Santa, tanto en interior como en exterior, incluidos los cánticos de los coros o los desfiles procesionales en la calle, pese a que la obligatoriedad del uso de la mascarilla al aire libre había decaído el pasado 10 de febrero.

Taller de Costuras, mercería creativa. | E. Fraile A. A.

Sin embargo, esta Semana Santa tanto los hermanos de fila como los de acera deberán llevarla durante las procesiones y otros actos al considerarse como eventos multitudinarios. La medida fue anunciada el pasado 23 de marzo por la Junta de Castilla y León y las juntas de hermandades de cofradías castellanas y leonesas, y desde entonces, las máquinas de coser de los talleres de costura y mercerías de Zamora han echado humo, como el de Costuras Mercería Creativa, en el barrio de Pinilla.

La novedaddel hábito

Desde 2014, Jorge y Luisa regentan este pequeño negocio de donde han salido miles de mascarillas que durante estos días veremos por la calle: del Santo Entierro, de la Esperanza, del paso La Oración en el Huerto de la Vera Cruz, de la sección de tambores de las Siete Palabras, y un largo etcétera.

“Todos los cofrades quieren su mascarilla con su paso o cofradía bordada”, explica Jorge. Tras dejar el mundo de las artes gráficas y meterse en este “mundillo” de corte y confección junto a su pareja, los dos apostaron por los bordados, muy apreciados por su clientela. “Las fabricamos a mano y a medida, no hay ninguna igual que otra, bordamos y confeccionamos, y todas ellas cuentan con el certificado de Sanidad”.

Pañuelos de Semana Santa bordados. EMILIO FRAILE

Durante estos días, han continuado recibiendo pedidos que han tenido que rechazar para dar las últimas puntadas no solo a los cubrebocas, sino también a los pañuelos de raso y a los renovados reposteros. Y es que ellos han sido los encargados de restaurar los estandartes de las cofradías que tradicionalmente cuelgan de los balcones de la Casa de las Panaderas. “Estaban ya muy deteriorados y cuando nos llamó la Junta Pro Semana Santa para hacernos el encargo, dudamos en aceptarlo. No sabíamos si meternos, pero nos tiramos a la piscina y creo que hemos un trabajo digno”, reconoce.

Admite que “cada uno ha llevado lo suyo” y solo el diseño de cada repostero ha llevado casi tres semanas de trabajo, pero finalmente ha merecido la pena y ahora ya lucen en la fachada consistorial.