La Opinión de Zamora

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Crux fidelis: la obra de Miguel Manzano en la Semana Santa de Zamora (I)

Los hermanos del coro en otro Viernes de Dolores.

Esta mañana de Domingo de Ramos el compositor y musicólogo Miguel Manzano Alonso ha recibido el Barandales de Honor -máxima distinción de la Junta Pro Semana Santa-, por su contribución decisiva a la pasión zamorana que hoy no se entiende sin sus obras. De una de ellas tomamos el título para esta serie de artículos en los que analizaremos algunas de sus composiciones que, sin duda, jugaron un importante papel en la configuración del “nuevo relato pasional” que comenzó a esbozarse en nuestra ciudad en los años 50 del siglo XX, y que forman ya parte de las señas de identidad de la Semana Santa posmoderna.

Autor de la emblemática obra “Salmos para el pueblo” (1968), Miguel Manzano fue uno de los heraldos de la renovación litúrgica y musical iniciada durante el pontificado de Juan XXIII y cristalizada en el Concilio Vaticano II. Si tenemos esto en cuenta no deja de resultar significativo, incluso contradictorio, que las obras compuestas para las hermandades zamoranas se basen en textos latinos, incluso en oficios en desuso tras la reforma -como el oficio de tinieblas-. La respuesta, según declaraciones del propio músico, debemos buscarla en el intento de amalgamar estas obras con la estética de unas procesiones singulares, que lejos de ser un producto conciliar –como muchas veces se ha dicho replicando tópicos-, creemos responden al contexto contradictorio de una diócesis de Zamora, a la que a ratos se le atragantaron un tanto las nuevas disposiciones conciliares. Más allá de esto, las obras de Manzano para la Semana Santa cuentan con unos textos profundos, tomados de la más vetusta tradición de la iglesia, cenitales en la liturgia a lo largo de los siglos.

Crux fidelis: la obra de Miguel Manzano en la Semana Santa de Zamora (I)

En 1978, a petición de Javier Escudero (segundo responsable del coro de la cofradía), compuso dos de las obras más señeras del patrimonio musical de la Hermandad Penitencial del Smo. Cristo del Espíritu Santo: el “Crux fidelis” y el “Christus Factus Est”.

El “Crux fidelis” es una obra compuesta en tonalidad menor, realizada ex profeso para ser cantada en marcha, al ritmo de la procesión y dotar a esta de la “ambientación musical” adecuada. Toma el texto de un fragmento del himno “Pange Lingua” (que no debemos confundir con el “Pange Lingua” de Santo Tomás de Aquino), escrito en honor a la Santa Cruz y atribuido por tradición a San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers. Fue compuesto en torno al año 569 con motivo de la donación del emperador Justino II a Radegonda (hija del rey de Turingia -y viuda de Clotario I el viejo, rey de Neustria-), de una reliquia de la Santa Cruz -Lignum Crucis-. Algunos han querido atribuirlo al sacerdote vienés Claudio Mamerlo, si bien tanto en el concepto y estilo, que no en la métrica, concuerda con el himno “Vexila Regis”, de Venancio Fortunato. Se trata de un canto de victoria que narra la historia de la salvación desde la caída de Adán, hasta la redención del pecado por obra de Cristo en el Árbol de la Cruz. El “Pange Lingua” complementa de esta forma al “Vexilla Regis”. La traducción del estribillo en castellano dice: “Oh Cruz fiel, el más noble entre todos los árboles! Ningún bosque produjo otro igual: Ni en hoja, ni en flor ni en fruto. Oh dulce leño, dulces clavos que sostuvieron tan dulce peso. Canta, la victoria que se ha dado en el combate más glorioso, y celebra el noble triunfo de la cruz, y cómo el Redentor del mundo venció, inmolado en ella”.

No deja de resultar significativo, incluso contradictorio, que las obras compuestas para las hermandades zamoranas se basen en textos latinos, incluso en oficios en desuso tras la reforma -como el oficio de tinieblas-

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Este himno formaba parte, en el Vetus Ordo (rúbricas litúrgicas anteriores a la reforma), de las antífonas del Viernes Santo, llamada “Feria Sexta en Parasceve” (del griego paraskeue –preparación-), o “Viernes de la preparación”. En concreto se cantaba durante la adoración de la Cruz en la Misa de los Dones Presantificados (que recibía ese nombre ya que ese día no se consagraba y se comulgaba con el pan ya consagrado reservado en el sagrario), eliminada en 1955 con la reforma litúrgica de la Semana Santa efectuada por S. S. el Papa Pío XII. También se cantaba un fragmento del mismo en la Misa Votiva de la Santa Cruz y en la fiesta de la Invención de la Santa Cruz. En la liturgia de las horas se proclamaba como himno de laudes del Domingo de Pasión (anterior al Domingo de Ramos), y de vísperas el resto del Tiempo de Pasión (desde el domingo hasta el Triduo Sacro). Tras la reforma la antigua Misa de los Dones Presantificados se ha transformado en la Solemne Acción Litúrgica de la Pasión del Señor, pero el “Crux Fidelis” sigue formando parte de la liturgia de ese día (también de la de las horas).

Es un intento de amalgamar estas obras con la estética de unas procesiones singulares, que lejos de ser un producto conciliar responden al contexto contradictorio de una diócesis a la se le atragantaron un tanto las nuevas disposiciones

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El “Christus Factus Est” se compone pensando en el acto de Proclamación de la Pasión del Señor, que la hermandad celebra en el atrio de la S. I. Catedral. Según narra Javier Escudero en el libro editado con motivo de los 25 años de la hermandad, el obispo, D. Eduardo Poveda Rodríguez -recientemente nombrado por aquellos momentos-, recomendó la utilización de este texto en este momento. Sin embargo, Manzano no nos dice nada de esto en sus memorias “Vida de músico”. Sostiene que tomó el texto más significativo de la liturgia de la Semana Santa, a la par que el más repetido, ya que por su contenido, en cierto modo, suponía el resumen de toda la Semana Santa: la entrega de Cristo que muere por la redención del hombre.

Se trata una composición sencilla y clara escrita en tono menor, que combina pasajes polifónicos que alternan con partes unisonales y presenta un final contrapuntístico que desemboca en un acorde estático largo, a cuatro voces. El texto está tomado de un fragmento de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (Flp 2, 8-9). En el Vetus Ordo, se utilizó como gradual en la Misa Vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, “Feria V in Cena Domini”, en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y en la Misa Votiva de la Santa Cruz. Así mismo el Oficio de Tinieblas culminaba con las dos primeras frases de esta antífona. En la actualidad se canta como gradual antes del evangelio de la Misa del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. El texto en castellano dice: “Cristo se hizo obediente por nosotros hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó y le dio un nombre sobre todo nombre.

¿Qué más puede pedir un autor para una de sus obras que comprobar -sin proponérselo-, que sus obras hayan pasado al anónimo como una herencia del pasado?

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De ambas obras, sin duda centrales en la liturgia, existen innumerables versiones a lo largo de la historia de la música. Sin duda las dos forman parte de las señas de identidad de la hermandad, siendo el “Crux fidelis”, casi un himno oficial de la misma que se canta –incluso de forma popular-, en todos los cultos de esta. Dice su autor que los hemos hecho tan nuestros, y que suenan tan antiguos, que no es infrecuente que alguna prensa -un tanto despistada-, se refiera a ellos en ocasiones, como himnos medievales o cantos monásticos anónimos. En algún caso he tenido que discutir con algún “zamorano trágico” la antigüedad del texto, que supera, como es obvio, la vida del maestro Manzano. Esto, más allá de hablarnos del profundo desconocimiento, que por extraño que pueda parecer, existe sobre muchas de las cuestiones que afectan a nuestra Semana Santa, relata lo bien que se asentaron estos cánticos en el imaginario colectivo de la fiesta. Al fin y al cabo, y tal y como sostiene su Miguel: ¿qué más puede pedir un autor para una de sus obras, además de sonreír divertidamente, que comprobar -sin proponérselo-, que sus obras hayan pasado al anónimo, como un bien común, como una herencia del pasado?

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