La Opinión de Zamora

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Semana Santa de Zamora
Vicente Díez Llamas Pregonero de la Semana Santa de Zamora

“La Semana Santa tiene que convertirse en un motor durante todo el año”

“Sería interesante que la Junta de Cofradías impulse un pregón juvenil o que las hermandades organicen una exaltación literaria”

El pregonero Vicente Díez Llamas. | Raquel Iglesias

Hermano de Luz y Vida, del Espíritu Santo, de Tercera Caída y de Nuestra Madre. Ha pregonado la Semana Santa de Zamora en Valladolid o Vigo y el Domingo de Ramos lo hará, a las 12.00 horas en el Teatro Ramos Carrión, aunque con dos años de retraso debido a la pandemia.

–El coronavirus ha aplazado dos Pasiones su pregón en Zamora.

–Estoy muy ilusionado y muy responsabilizado porque ha sido una pausa de dos años. Mi texto está muy trabajado. Viene del año 20 y lo he modificado ligeramente para introducir la realidad de la desgracia de estos dos años de pandemia. El pregonero es portavoz y cronista de la realidad que le rodea y había que hacer una referencia a este periodo tan triste y aciago de la historia.

–Usted pregonó por primera vez la Semana Santa de Zamora hace 27 años. ¿Cómo es su Semana Santa?

–A mis 12 años se produce nuestra diáspora particular con la suerte de que sean ciudades cercanas, en concreto León y Valladolid, donde hemos iniciado un proyecto de vida. La Semana Santa que yo relato en mi pregón es la Semana Santa de la infancia y de la adolescencia. Al irnos de Zamora en 1997 he tenido la oportunidad de vivir otras Pasiones y otras Semanas Santas, otras cofradías y otras formas de vivir estos días siempre con la referencia de Zamora de fondo, ese lugar de encuentro a lo largo de los años, pero con esa imagen idílica de los 14 años o de los 5 años cuando te pones tu primera túnica. Los inicios en la Semana Santa son lo más valioso, la formación del cofrade.

Como decía Vicente Díez padre, la Semana Santa es una llamada telúrica de nuestros antepasados y yo la siento como tal.

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–Pese a residir fuera ¿todavía le tiran estos días?

–Sí porque, como decía Vicente Díez padre, la Semana Santa es una llamada telúrica de nuestros antepasados y yo la siento como tal. Lo que experimentas debajo de la estameña blanca o debajo de un paso de Zamora en el que ha cargado tu familia o cuando sales en las procesiones de la familia, en mi caso Nuestra Madre o de Luz y Vida, hace que se entretejen en el estómago unos sentimientos y unas sensaciones. No hay palabras para describirlo. Si ya la Semana Santa es difícil de describir para quienes la sentimos tan hondamente cuando las raíces tiran tanto, la fuerza de esos sentimientos se renueva con una savia nueva cada vez que se pisa el empedrado de Viriato o pasa por la plaza del Fresco.

–Usted conoce otras Pasiones, ¿qué ve que tiene que mejorar la de Zamora?

–Estéticamente poco. Hemos sido bastante fieles a nuestro estilo y no hemos permitido que influencias externas que no venían a aportar nada influyeran en el ámbito escenográfico de la Pasión en la calle. Sin embargo, la gran marca turística, generada en los años 80 y 90 y a raíz de la declaración de interés turístico Internacional reforzado más recientemente con el reconocimiento de BIC, debe de ir mucho más acompañado de la sociedad zamorana a efectos de sus entidades e instituciones. Todo el mundo se da por volcado en la misión turística comercial cultural de la Semana Santa, pero eso hay que reinventarlo para que sea otro rotor de generación de atractivo.

Vicente Díez Llamas Cedida

–¿Cómo?

– Es muy importante que tras la pandemia, ahora que volvemos a encontrarnos y a recuperar el ritmo de vida, le demos una vuelta al rotor turístico de la Semana Santa para poder volver a fijar en Zamora los Días Grandes como una semana clave a nivel económico, pero no solo la única, pero sí como un motor que pueden generar mucho más a lo largo del año.

–En esa continuidad turística un punto fundamental será el futuro Museo de Semana Santa.

–Nosotros tenemos uno de los museos de Semana Santa más antiguos de España, fuimos unos adelantados gracias a la apuesta que hizo la Cámara de Comercio en su día y a la Junta de Fomento Semana Santa, de hecho hemos sido referencia para otros. Lo que ha ocurrido con dos años de pandemia ha obligado a esperar, pues las prioridades ha sido otras.

La tradición y la línea genealógica de las Zamora semanasantera es muy fuerte y llega a muchos ámbitos

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–Ha vivido la Semana Santa desde niño ¿dos años sin desfiles podrían afectar a la cantera?

–Todos estamos sensibilizados, pero cuando vuelva a rugir el barandales estos días por las calles todos esos miedos que tenemos se verán muy mitigados porque la tradición y la línea genealógica de las Zamora semanasantera es muy fuerte y llega a muchos ámbitos, de tal forma que cuando regresen esas manifestaciones de fe pública en las calles se comprobará que el impacto es mucho menor de lo que esperamos.

El semanasantero junto a un ejemplar de la revista Barandales Cedida

–Para usted un momento de la Semana Santa sería...

–La salida del Espíritu Santo. Mi primera procesión de túnica, mi primera estameña blanca y eso marca mucho. La salida del Espíritu Santo de ese templo románico a oscuras. Mi primer desfile fue cuando éramos tan poquitos que salíamos de dentro de la iglesia. Esa penumbra, el primer cántico del coro y el primer tañido de la campana en la infancia te pilla como un aldabonazo y me enganchó para siempre a la Semana Santa de Zamora. La zamoranía es un sentimiento que uniforma con la túnica.

–Y una imagen...

–Nuestra Madre las Angustias es la imagen de nuestra casa. Además para nosotros representa la calle de San Vicente, es el regazo de cuando estás abatido y necesitas el consuelo de una madre para sostenerte y para rebajar la tensión y las penas de las amarguras que te pone la vida. Esa capilla a lo largo del año tiene una magia especial.

–Su sonido o marcha de la Semana Santa correspondería a...

–Elijo un sonido y sería el barandales.

–¿Qué siente cuando escucha esas campanas?

–Es la satisfacción de saber que la procesión llega, de que la procesión se aproxima, de que ese sueño de Semana Santa llega a ti.

En el barandales hemos adaptado las campanas de los templos y son ellas las que vienen a nosotros y nos llaman

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–¿Regresa a la infancia?

–Totalmente. Además es un personaje que han hablado tanto escritores, filósofos, poetas porque tiene una fuerza... Hay otros personajes en otras semanas santas de España que convocan a la oración o a los cofrades, pero en el caso de barandales sucede que hemos adaptado las campanas de los templos y son ellas las que vienen a nosotros y nos llaman.

–Usted debutó como pregonero en el pregón infantil de Semana Santa ya ha desaparecido. ¿Cree importante recuperarlo para generar entre las nuevas generaciones un interés e implicación en la Pasión?

–Los pregones son actos que debemos de cuidar muchísimo. Han desaparecido históricos como el de Talavera o Barcelona. Mi padre fue pregonero de la Semana Santa de Zamora en Guadalajara porque había una colonia y durante varios años se llevó a cabo. Al final son actos que tienen lugar por constancia y por mérito de una figura que los organiza como en su momento fue Manuel Rivera Lozano que fue su impulsor. Seguro que en Zamora hay una cantera extraordinaria de pregoneros de jóvenes entre 15 y veintipocos años que estarían preparados para dar un pregón sensacional donde quisieran, por eso dentro del seno de la propia Junta pro Semana Santa sería interesante que hubiera un pregón juvenil o que incluso que las propias cofradías organicen una especie de exaltación o de pregón pensados para las nuevas generaciones. Los actos culturales de la Semana Santa, que han crecido muchísimo en Cuaresma en este siglo ya, podrían todavía ahondar más en este aspecto literario.

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