Álvarez muestra la corona de espinas de Ricardo Flecha. | M. J. C.

El presidente sujeta la antigua vara de latón de la cofradía. | M. J. C.

Interior de la iglesia en la que se han llevado a cabo mejoras. | M. J. C.

Una vara de latón con un siglo de antigüedad, el guion de difuntos, troqueles de viejas fotografías o dos obras del escultor Ricardo Flecha son algunas de las piezas que la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla exhibe en la sacristía de su iglesia y que ha decidido musealizar para, en un futuro, abrir sus puertas a todas aquellas personas interesadas en descubrir o rememorar tiempos pasados de la hermandad. Su presidente, Crescencio Álvarez, reconoció que, tras un arduo trabajo, la sacristía de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina se ha reconvertido en una sala de museo que custodia “tesoros” muy ligados a la historia de la cofradía.

Entre otras obras, la sacristía custodia una colección de varas antiguas utilizadas por el presidente, los abades y escribanos en distintas épocas de la historia de la hermandad, aunque la más curiosa es una de latón que data de los años 20 del pasado siglo. En la sala también se expone el antiguo guion de difuntos que, en otras épocas, se colocaba en la puerta de la vivienda de los hermanos que fallecían. A cada lado y al pie del guion se han colocado los ciriales y la campana de la procesión del cementerio que la cofradía celebra cada año en el mes de noviembre. Los troqueles de las fotografías que ilustraban antiguos programas de Semana Santa o unas vitrinas que protegen valiosas imágenes de los pasos que se quemaron en el incendio que en 1957 calcinó la iglesia o una que regalaron a la cofradía las hermanas clarisas, son otros objetos que se pueden admirar en la sacristía.

Una pequeña escultura dedicada al conquero, recuerdos de actos conmemorativos de otras hermandades o fotografías de los dos pasos titulares de la hermandad, Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad que se perdieron en el incendio completan una colección de la que también forman parte un antiguo guion de la Virgen de la Soledad o dos obras regaladas a la cofradía por Ricardo Flecha: una corona de espinas y una cartela.

La pretensión de la cofradía es completar la musealización de la sacristía con la colocación de paneles informativos sobre su historia, la figura del conquero o de la primera procesión que se celebró tras el incendio, al margen de una extensa crónica publicada sobre el trágico suceso en la revista “La actualidad española”. Al margen de la sacristía, la cofradía también ha adecentado el coro y ha ejecutado otras mejoras en su iglesia, con la pretensión de preservar los valiosos pasos que atesora en su interior y, en un futuro, no descarta abrir sus puertas al turismo para mostrar a los visitantes su pasado y su presente.