La comarca de Aliste ha vivido una atípica Semana Semana Santa marcada marcada por los efectos de la crisis sanitaria global originada por la pandemia del Covid-19, con pocos actos, –obviamente sin procesiones–, y donde los hubo escasez de feligreses que nunca llegaron ni siquiera a cubrir el aforo permitido por las autoridades sanitarias para las iglesias.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de los devotos son personas de la tercera edad y ellos mismo reconocen que “hemos optado por la precaución”, y este año se ha visto muy mermada la llegada de emigrantes alistanos.

La parroquia de Nuestra Señora la Virgen de la Asunción de Alcañices fue la que acogió un mayor número de actos organizados junto con la cofradía de Semana Santa desde el Domingo de Ramos a hoy Domingo de Pascua.

El Santuario Mariano Diocesano de Peregrinación de Nuestra Señora la Virgen de la Salud acogió en la tarde de Viernes Santo los Santos Oficios oficiados por el párroco y arcipreste de Aliste, Fernando Lorenzo Martín, ayudado entre otros del sacerdote Pedro García González con la asistencia de alrededor de 56 personas sobre un aforo de 76 permitido. Los actos fueron retransmitidos en directo vía facebook con lo cual pudieron ser seguidos por otros devotos desde sus propias casas.

Corona de flores ofrecida por el Santo Entierro de Bercianos. | Ch. S.

Tras no poder celebrarse el pasado año Alcañices recuperó de nuevo en Viernes Santo el “Descendimiento de Cristo”. Se trata de un “Cristo Yacente”, un paso que fue incorporado entre los años 1920 y 1925. Dicha imagen fue donada por el alcañizano Manuel Calvo Casado, mientras que su hermano sufragaba los costes de la urna, que fue elaborada por Félix Martín, “El Serrador” de Alcañices.

Hay que tener en cuenta que varias de las imágenes de la Semana Santa de Alcañices fueron calcinadas por las llamas del incendio que asoló en la noche del día 16 al 17 de agosto de 1917 el templo de la Orden Tercera de San Francisco (Virgen de la Salud).

Cofrades y monaguillos ayudan a bajar la imagen. | Chany Sebastián

La señora Catalina Manzano donaba allá por el año 1950 los pasos de “La Verónica”, “El Nazareno” (que sustituyó al de “Acacio”) y “La Magdalena”. Por la noche tenía lugar en la iglesia de la Virgen de la Asunción, el rezo del santo rosario y el canto de la Salve, con 18 feligreses sobre un aforo de 36. Alcañices, lleva celebrando su Semana Santa como poco desde hace 506 años, dado que el día 20 de octubre de 1515, en el año tercer del pontificado del Papa León X, se le otorgaba la Bula: “En la capilla del Crucifijo sita en la iglesia de Santa María de la Villa de Alcañices (Provincia de Compostela y subvicaría de Alba y Aliste), capilla en la que según tenemos entendido, se sabe se va a instituir cierta venerable cofradía bajo la invocación de la Vera Cruz”, sentenciaban los cardenales.

La Semana Santa de Alcañices estuvo ligada en la antigüedad a los frailes observantes de la Orden Tercera de San Francisco que construyeron el templo de la Virgen de la Salud con la ayuda económica de los primeros marqueses de Alcañices, Francisco Enríquez de Almansa e Isabel de Ulloa. La hermandad de la Tercera Orden carecía de hábito propio y los hermanos cofrades vestían y procesionaban, dependiendo de sus medios económicos, con sus ropas de labor o festivas, como las Capas Pardas. La cofradía de la “Tercera Orden” organizaba los actos de la Semana de Pasión y precedentes: cruces, tinieblas de cuaresma, procesiones y oficios donde se entonaba el miserere y el Stabat Mater. Ya entonces se celebraba el vía Crucis el día de Viernes Santa, recorrían el Calvario y en la iglesia de su Convento Franciscano representaban la Pasión de Cristo.

Esteban Ferreira Fernández, alcañizano y estudioso de la Semana Santa de Alcañices, asevera que “las actividades propias de la congregación franciscana, entre otras, eran la organización de la Liturgia de Cuaresma y Semana de Pasión: fallecido un cofrade, los hermanos, en grupos de cuatro y por riguroso orden de edad, estaban obligados a descubrir la fosa, velar el féretro y transportarlo al camposanto. Si un miembro caía enfermo, el Hermano Ministro nombraba a dos para que lo visitaran. Con los fondos recaudados por cuotas, donativos y limosnas, hacían frente a las necesidades de los más pobres: medicinas, pan, leche, gastos de entierro y ataúd”.

Bercianos de Aliste, Semana Santa declarada Bien de Interés Cultural y Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León, redujo este año a causa del coronavirus los actos a la celebración únicamente de los Santos Oficios de Viernes Santo que se adelantaron a la mañana en la iglesia de parroquial de San Mames donde se rezó por todos los miembros del Santo Entierro fallecidos y se ofreció una corona de flores que se ha llevado al cementerio del “Calvario”.