“Vengo por devoción y porque soy cofrade de la Esperanza. Es una pena muy grande porque salgo todos los años”, decía Silvia Fuentes. Feli Velasco era otra de las centenares de devotas de la Virgen que hacía cola para entrar a la Catedral. “No soy cofrade, pero me gusta mucho verla”, reconocía la que confesaba su favoritismo por La Soledad, pero “me gustan mucho las dos, y otras vírgenes que también hay Zamora”. Fueron 523 las personas que se acercaban durante la mañana la Catedral, a las que habría que sumar las 85 que formaron parte de la organización.

María José Herrero, la presidenta de la cofradía no mostraba sorpresa alguna por la cantidad de gente que fue a ver a la imagen titular de su hermandad. “Era de esperar porque la Virgen de la Esperanza tiene muchos devotos y muchos fieles. Esta mañana estábamos un poco asustados porque estaba el tiempo lluvioso, pero la gente ha respondido. Pueden más las ganas de verla que otra cosa”. Este año, además se cumplían 70 años desde la primera salida en procesión de La Esperanza en las mañanas del Jueves Santo, ya que fe en 1961 cuando este hecho ocurrió por vez primera”.

Colas de gente para entrar a ver a la Esperanza. | Nico Rodríguez

Se interrumpió la entrada de fieles al templo a mediodía para celebrar un sencillo acto en el que intervino la presidenta de la Cofradía de la Esperanza, María José Herrero, quien agradeció a todos su presencia y deseó que el año que viene se pueda salir otra vez a la calle. Aunque no se trató de una misa el capellán, Román Sastre Sastre, pronunció una especie de homilía en la que dijo que lo importante no son las procesiones, sino la vivencia día a día de la fe cristiana. “Las procesiones deben ser una consecuencia de la vivencia de la fe”.

Versión reducida

Una versión reducida de la Banda del Maestro Nacor Blanco, dirigida por Álvaro Lozano se encargó de amenizar el acto con su música, interpretando a marcha de la Virgen de la Esperanza, El Dolor de una Madre y, por supesto, la Saeta, todo un símbolo de la Semana Santa Zamora que acompaña a Nuestra Señora, y los cargadores del paso, durante la dura y estética subida de la calle de Balborraz abarrotada de gente. Había pocos músicos pero la interpretación no desmereció sobre cómo se habría escuchado con la banda zamorana al completo.

Banda del Maestro Nacor Blanco, ayer en la Catedral Nico Rodríguez

La salve

El canto de la salve, con el que se ponía fin a la procesión habitualmente, tampoco faltó en este acto de la Catedral, con todos los presentes mirando a una Virgen de la Soledad más cercana que nunca.

Terminado el acto la gente que aguardaba paciente la cola en la calle, que se prolongaba ya a lo largo de la Rúa de los Notarios, pudo por fin acceder al templo para ver a la Virgen de cerca. Como ocurriera la jornada precedente con el Cristo de las Injurias, también la Esperanza tomó la temperatura antes del acceso al templo y organizó un circuito con entrada desde el acceso del atrio y salida por la Puerta del Obispo. Medidas de seguridad estrictas para poder desarrollar el acto mariano sin correr el más mínimo riesgo atendiendo a las recomendaciones en este sentido tanto de las autoridades sanitarias como eclesiásticas, pero ofreciendo un poquito de Semana Santa a unos cofrades deseosos de procesión.

El mensaje para los hermanos de la presidenta de la Esperanza fue “salud y mucha esperanza para que el año que viene podamos acompañarlos por las calles. Que no perdamos la esperanza nunca”.

SEMANA SANTA EN ZAMORA

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