“La imagen que deseamos es algo así como la Virgen de la Esperanza de Sevilla, pero en estilo castellano”. Esta frase, escrita a máquina bajo el sello de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis, cambió para siempre el rumbo de la Semana Santa de Zamora. Era el año 1950 y la hermandad del Martes Santo quería incorporar un nuevo paso a su procesión. Lo hizo amparada por un reciente cambio de estatutos aprobado apenas un par de años antes por el obispo Jaime Font Andreu y en el destinatario figuraba el nombre del imaginero Víctor de los Ríos. Las indicaciones fueron breves, pero precisas. Debía ser un conjunto de cara, manos y armazón para ser vestida, y desfilaría en una mesa o trono con palio. Y así se hizo.

La Virgen de la Esperanza cumple ahora 70 años desde su primera salida en procesión el Martes Santo de 1951. Unos meses antes, la Cofradía de Jesús del Vía Crucis comenzaba una ronda de contactos para evaluar qué imaginero se acoplaría mejor al encargo. Sonaron nombres como Enrique Benlliure, Enique Pérez Comendador, Ramiro Gutiérrez de la Vega, Juan Cristóbal, Miguel Ferrons Abel o José María Benito Vives, según recuerdan desde la propia cofradía. Sin embargo, fue el artista de Santoña el que terminó por ejecutar esta obra que muy pronto sería acogida con gran devoción en Zamora.

La imagen sale de la Catedral un Martes Santo. | Emilio Fraile

Tras el encargo a Víctor de los Ríos y bajo la intermediación del entonces subsecretario de Trabajo franquista, el zamorano Carlos Pinilla, quien entregó un donativo de 25.000 pesetas para sufragar la obra y la mesa, la Cofradía de Jesús del Vía Crucis recibía la Esperanza que tanto estaba deseando. Era una imagen de bastidor de 1,70 metros de altura, con talla de brazos y cabeza haciéndolos articulados. La imagen fue coronada con una pieza realizada por el joyero zamorano Bautista García Sánchez y las religiosas franciscanas del convento de Santa Marina de Zamora se encargaron de bordar el manto de terciopelo verde. En él se bordaron, además, 351 estrellas donadas por devotos, cuyos nombres quedaron escritos en el reverso, ocultos por el forro.

Aquel 20 de marzo de 1951, la Virgen de la Esperanza recorrió por primera vez las calles de Zamora tras el Nazareno de San Frontis, aunque lo hizo de una manera muy diferente a la actual. Por aquel entonces, la imagen iba en una mesa sobre ruedas tallada por el propio Víctor de los Ríos. Una década más tarde, el Jueves Santo del año 1961, esa figura “sevillana, pero en estilo castellano” completó su primer recorrido como procesión de la Virgen de la Esperanza desde la iglesia conventual de Cabañales hasta la iglesia de San Andrés. Fue el principio de una carrera que no terminaría hasta su conversión en Cofradía, aprobada por las hermanas y hermanos en Asamblea General Extraordinaria por mayoría absoluta durante el año 2009.

La Esperanza sube la calle de Balborraz. | Emilio Fraile

La Virgen de la Esperanza ha conseguido escribir su propia historia a base de identidad. Y suyos son un buen puñado de momentos de la Semana Santa de Zamora. La reverencia de despedida en la noche del Martes Santo, su tránsito por el Puente de Piedra el Jueves Santo o la subida de Balborraz al son de La Saeta. Eso, y una devoción como muy pocas en la capital.