Por primera vez, las marchas fúnebres de la Cofradía de Jesús Nazareno se escucharán interpretadas por una orquesta, en esta ocasión la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora, gracias a un arduo trabajo de adaptación a iniciativa de su director, Pedro Hernández Garriga (Zamora, 1983). Durante hora y media, los zamoranos podrán disfrutar también de una pieza rescatada de Paër y otra de Beethoven en el Ramos Carrión el sábado, en un concierto benéfico.

–¿Cómo le surge la idea de adaptar marchas fúnebres creadas expresamente para bandas de música al grupo orquestal, mucho más complejo?

–En el resto de España es más frecuente que intervengan las orquestas en conciertos con estas marchas. En Zamora, se interpretan solo en bandas de música. La idea me surge ante esta Semana Santa tan especial. Al no poder escucharse en desfiles, pensé en aprovechar para transmitirlas a través de la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora. Es una idea que venía gestando hace tiempo, hacer una versión sinfónica con la orquesta, siempre la ha tenido presente. Al no haber procesiones este año y al estar disponibles los músicos de las bandas, algunos de ellos integrantes también de la Orquesta, se podía desarrollar.

–¿Cómo se han adaptado las piezas?

–Ha sido una labor bonita y dura, difícil, en la que me ha ayudado, sobre todo, Rubén Villar Hernández, que ha hecho adaptaciones de cinco marchas para orquesta de cuerda. De las partituras de la marcha fúnebre piano de Thalberg se ha encargado Ana Castro de la adaptación para su interpretación por la orquesta completa.

–¿Cuántas marchas fúnebres podrán disfrutar los zamoranos en el concierto de este sábado?

–Tres en la primera parte, y seis en la segunda parte.

–¿Cuál ha sido la más complicada a la hora de la adaptación?

–La sinfonía número 3 de Beethoven, que está con el subtítulo de “Heroica” (Eorica). Y otra sacada de una orquesta, regalo de un coleccionista afincado en Zamora, que tiene una marcha fúnebre, es del músico Ferdinando Paër, una pieza que volverá a sonar después de años olvidada, y de la que no existe grabación. Se afirma que Beethoven se inspiró para crear la “Heroica”, que comenté antes, en notas de esta partitura, tras escucharla.

–¿Cuál fue la dificultad ?

–La sinfonía es bastante difícil de adaptar con toda clase de detalles que Beethoven dejó escritos. Respecto a la composición de Paër, había que reconstruir un manuscrito y adaptarlo, lo que ha hecho Alejandro Luis, musicólogo afincado en Zamora muy importante.

–¿El proceso de reconstrucción fue lento?

-Es como un trabajo de arqueología, tienes que reescribir la partitura para revivir esas notas. La dificultad es leer manuscritos con la tinta ya antigua, una escritura en pluma y la tinta puede deformar el contenido con el paso de los años. No se reinterpreta, hemos intentado ser fieles al original.

–¿Para los músicos ha resultado una tarea atractiva?

–Sí, poder rescatar una música olvidada es un privilegio, al igual que interpretar la sinfonía de Beethoven porque el nivel artístico es muy grande para una orquesta joven, es un reto enfrentarse a una obra de esas dimensiones artísticas. Partimos de este repertorio de principios del XIX hasta llevarlo a las marchas fúnebres de Zamora de la Mañana.

–¿Se podrán escuchar todas?

–Son una selección: Tres Cruces del Maestro Haedo, de 1901; La Soledad de los años 90, de Carlos Cerveró; Nuestra Madre, que compuse en 2002; Crucifixión de Jaime Guitiérrez, del 2001; Mater Mea, de 1962, que Ricardo Dorado hizo a la memoria de sus padres.