El arcipreste de Sanabria y Carballeda, Jorge Flórez, celebró la Misa del Domingo de Ramos en la iglesia de San Mamed de Lubián, ayer, sin la presencia física de sus feligreses, aunque con las parroquias pendientes de la liturgia desde sus hogares. En puntos como Mombuey o Villardeciervos no se ha podido celebrar, como es costumbre, la procesión del Domingo de Ramos, aunque también ha habido la bendición de los ramos.

A lo largo del día de víspera de la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén, fueron apareciendo "furtivamente" ante la puerta de la iglesia de San Mamed, ramos de laurel y tejo, claramente con la intención de ser bendecidos, junto con los ramos que el padre Flórez llevó hasta el templo. El párroco grabó, de manera excepcional, el momento de la bendición en la misa de las doce de la mañana donde recordó a todas y cada una de sus parroquias dispersas por la Alta Sanabria, desde Porto hasta Hermisende y Padornelo.

La Conferencia Episcopal y el Obispado de Astorga han dado instrucciones para seguir con el culto en el interior de los templos pero sin presencia de sus vecinos, en estas fechas fundamentales de Semana Santa. Los feligreses pueden seguir la misa bien por televisión o bien por la radio, incluso a través de las redes sociales. Jorge Flórez no es partidario de retrasmitir la misa por el riesgo de estar más pendiente de que el audio sea bueno que la propia Misa, aunque a diario se celebra en el templo siguiendo las directrices de Iglesia.

Las personas que ahora no pueden acudir a Misa "agradecen tener un contacto y escuchar la voz de su párroco, que es al que oyen normalmente en la iglesia" señalaba ayer el padre Flórez. "Si cierro los ojos es como si estuviera en misa" le confesaba alguno de sus fieles para agradecer esa cercanía, aunque sus parroquias están repartidas por toda la Alta Sanabria. Opiniones como estas, también reconfortan a los sacerdotes reconfortan porque también están confinados en sus hogares, Palabras para reconfortar y momentos para oír experiencias muy duras.

El Obispado de Astorga ha dado indicaciones para la celebración de la Pascua de Resurrección, la fiesta primordial Cristiana, alterada por la pandemia del COVID-19. El cierre de los templos no impide que el párroco celebre la misa diaria, sin participantes, que se ofrece por estos momentos de prueba "por quienes han contraído la infección del virus, por los que están en primera línea" y por los que sostienen la esperanza.

La Delegación Diocesana ha preparado un pequeño libro "Unidos en la Oración. Semana santa en Casa" para seguir la Semana de Pasión desde los hogares. La Iglesia doméstica, como explica el párroco arcipreste, "es la familia, la casa, cuando los primeros cristianos se reunían en "domus eclesiae". Las familias "se reunían en las casas por las tardes a rezar, leer los salmos y partir el pan" y seguir la tradición oral. Las primeras enseñanzas de la fe se desarrollan en el interior de las casas "los primeros catequistas son los padres".

El padre Flórez afirma que "tengo experiencias muy bonitas de la gente como cura de pueblo, desde que fui nombrado cura en 2008, desde el primer día. Es una experiencia muy cercana y muy buena". El Estado de Alarma ha alterado el ritmo de los sacerdotes "desde el viernes 13 que se terminaron las clases y se rompió la rutina "echo de menos el ritmo, bajar al instituto, celebrar la misa, mantener las reuniones con los curas del Arciprestazgo". Ahora tiene más tiempo para preparar la homilía, un espacio para rezar, leer" y hacer algún intento culinario. "No sé cocinar y la gente lo sabe. Algunas personas no se olvidan de mí y me traen la comida a la puerta de casa".

En otros pueblos, como Monumenta de Sayago, sus vecinos colocaron los ramos en las puertas de las viviendas.