La Virgen de la Soledad es una de las imágenes con mayor veneración de toda la Semana Santa zamorana. Esta talla, esculpida por el imaginero zamorano Ramón Álvarez en 1886, recibe culto de manera habitual en la iglesia de San Juan, en la Plaza Mayor.

Dos veces al año, es La Soledad quien visita a los zamoranos. La primera de ellas es durante la madrugada del Viernes Santo, cuando La Soledad sale a hombros de sus cargadores de la Cofradía de Jesús Nazareno para recorrer un largo trecho hasta Las Tres Cruces acompañada por el resto de pasos y hermanos de La Congregación. La segunda, durante la tarde-noche del Sábado Santo, uno de los momentos centrales de la Semana Santa de la capital que, además, pone el broche final al luto de la Pasión zamorana. Es con la Procesión de la Santísima Virgen de la Soledad cuando la talla vuelve a dejar su templo por unas horas para recorrer la parte noreste del casco antiguo junto a las damas de la Cofradía de Jesús Nazareno.

Tres momentos imprescindibles para ver a La Soledad

El itinerario de La Soledad es corto, pero intenso y repleto de momentos en los que merece la pena detenerse a contemplar el desfile procesional. La salida desde San Juan es uno de los puntos de interés para aquellos a quienes le gusta ver la formación de las procesiones en su punto inicial. La disposición y emoción de las damas en la fila, vestidas de riguroso luto con sus características capas instantes antes de la salida del desfile, llega a su punto álgido en el momento en el que La Soledad es sacada a hombros del templo.

Conforme avanza la noche y el cielo se oscurece, la procesión sube y baja por dos de las principales vértebras de la ciudad: la calle de Santa Clara y la calle San Torcuato. La bajada es especialmente destacada, confluyendo en la Plaza de Sagasta donde la arquitectura modernisma contrasta, de fondo, con la oscuridad de la procesión iluminada por las velas que las damas portan en sus tulipas.

El momento central de la procesión tiene lugar en su regreso a la Plaza Mayor. Allí, las miles de mujeres que acompañan a la Virgen de la Soledad entonan el canto de La Salve. Una oportunidad idónea para vivir uno de los instantes más pasionales de la cofradía, al que sigue la entrada de La Soledad de vuelta al templo con un mar de tulipas encendidas llenando la plaza.

Sigue la procesión en directo con La Opinión

Si estás fuera de Zamora o quieres tener otro punto de vista de la procesión de La Soledad, La Opinión-El Correo de Zamora emite en directo el desfile. Puedes encontrar toda la información en este enlace.