La última carrera de relevos de los mozos por la Rúa, con la imagen de Cristo Resucitado, cerró ayer las procesiones de Semana Santa y en la comarca. La imagen entraba triunfal, poco antes de la una de la tarde, en la iglesia de Nuestra Señora del Azogue para ocupar lugar junto a la Virgen de Las Victorias, mientras el templo irrumpía en un aplauso, y festejaba la Resurrección.

Momentos antes el público de la Plaza Mayor también irrumpía en aplausos para recibir a los mozos que finalizaban una mañana de carreras por las barrios de la Villa. La comitiva festiva y alegre se acompañó de tambor para anunciar su llegada a Santa Ana, La Vera Cruz, Candanedo, San Francisco para terminar en el Arrabal y el ascenso de la Rúa. Un recorrido con una geografía accidentada de sube y baja.

Los chavales vivían momentos especiales, como los chorizos y el pan que Toñín Vasallo colocaba en la mesa procesional, siguiendo la tradición. Un incombustible Carlos Mato corría tanto como los adolescentes incluso para remontar con una buena dosis de fatiga la empinada Rúa. La procesión cogió desprevenidos a un ciento de turistas que ayer se repartían desde el Arrabal a la Plaza Mayor, poniendo fin a las vacaciones de Semana Santa.

Y tras los oficios en el Templo, el Pinchatajadas con los mozos hizo un último recorrido por San Bernardo para regresar por la Rúa y volver a la ermita de San Cayetano.