Tienen en común su nombre propio, Antonio, y una fuerte vinculación desde hace décadas con la Cofradía de la Santísima Resurrección, un trabajo que ha sido reconocida con la entrega, por primera en su historia de esta hermandad, del reconocimiento de hermano de honor a Antonio Prada Campos, a Antonio Rodríguez Domínguez y a Antonio Pedrero Yéboles.

La amistad con cargadores del paso de Jesús Resucitado que compartían banzo con él en La Amargura y en las Tres Marías impulsó a Antonio Prada Campos a optar por formar parte de Resurrección, de la que es hermano desde el año 1983. De aquel momento subraya que "éramos una especie de familia grande, una cofradía de barrio" y ejemplifica que "el día de la misa mayor el presidente Ricardo Blanco entre los niños de primera comunión regalaba dos varas de la cofradía". Este semanasantero que se inscribió para cargar lo consiguió "vestido con traje y corbata", rememora entre risas. Y es que un Domingo de Resurrección yendo con su hija mayor, que entonces contaba con solo 7 años, dejó de estar en el banquillo de los suplentes. La muerte de la madre de un hermano de paso hizo que cargara inesperadamente en 1987. "Entré de guapo y elegante con la chaqueta del traje... y los compañeros me tomaron mucho el pelo" explica con la labia que le caracteriza el actual secretario de la cofradía que también ha desempeñado tal función durante los mandatos de José Francisco González Poza. Prada, conocido como Pelas, atestigua que en la asamblea general cuando la presidenta estaba proponiendo el nombramiento de hermanos de honor "estaba pensado que iba a nombre a una persona que acababa de fallecer, estaba ya escribiendo su nombre cuando Verónica dijo mi nombre... me quedé helado". Antonio Prada Campos asegura que "es una alegría cuando no me lo merezco", se hace un silencio en la conversación, y prosigue: "Es un reconocimiento a un trabajo voluntario que has hecho y haces con mucho cariño".

Este mismo planteamiento lo comparte Antonio Rodríguez hermano de la cofradía desde 1960 y miembro de directivas desde 1987. Su vinculación con Resurrección se la debe a "Paco Cabañas, que era entonces el secretario, y a Adolfo Bobo, que era presidente. Primero cargué en el paso de la Virgen y luego Cabañas me metió en la directiva", desgrana. "Por aquel entonces las reuniones las hacíamos en casa del presidente y añoro de esos tiempos porque había más devoción y todos éramos amigos" testimonia. Eran tiempos en los que "trabajábamos mucho para preparar la procesión".

Este hombre menciona que a sus 79 años "me encargo de la organización de la Virgen. Trabajamos todo el año y echamos más manos los que estamos jubilados, pues disponemos de más tiempo". Rodríguez, quien ha hecho a sus hijos y su nieto de la Resurrección, confiesa que el nombramiento de hermano de honor "me pilló por sorpresa totalmente. No me pesa nada de lo que he hecho porque lo he hecho por el bien de la cofradía".

También desde la década de los 60, en concreto desde el año 1961, está vinculado a Resurrección Antonio Pedrero Yéboles que desde hace medio siglo abre las puertas de su casa a los hermanos del Cristo Resucitado y a quien quiera asistir. El primer desayuno coincidió con "la compra de mi casa hace ya 50 años y tuvo lugar porque el presidente Adolfo Bobo me pidió que como se hacía una de las tres misas en la iglesia San Ildefonso hiciera una especie de desayuno para las autoridades y accedí", detalla. "Cuando él murió quise perpetuar el desayuno, no con los invitados sino que abro mi casa a todos los hermanos y a quien quiera" concreta el artista que costea de su bolsillo el ágape para el que adquiere cantidades como 800 churros ó tres kilos de aceitadas. "Abrir mi casa supone una cosa muy bonita porque se crea un colorido muy bonito, suena la flauta y el tamboril... es realmente una preciosidad y lo haré mientras que pueda". Para este semanasantero la distinción honorífica supone "una muestra entrañable de cariño, el mismo cariño con el que yo lo hago pues es mi homenaje a Adolfo y a Gabino, que ha fallecido este año"