Pese a la amenaza de lluvia, la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias recorrió anoche las calles de una ciudad que comparte el dolor de la Madre que lleva a su hijo muerto en su regazo, escena que inmortalizó magistralmente el imaginero Ramón Álvarez. Los miles de hermanos, tanto de hábito como de luto, acompañaron además de a la imagen titular, a la Virgen de las Espadas y el Santo Cristo de la Misericordia que este Viernes Santo cumplió 25 años desde su incorporación al desfile procesional.

Además, el desfile procesional de este Viernes Santo ha sido el primero en el que la cofradía que preside Isabel García Prieto ha desfilado con el reconocimiento de real. Tras su salida de la iglesia de San Vicente Mártir, continuó su habitual recorrido por la cuesta del Riego, San Torcuato y calle de Santiago, donde cantó el Coro Sacro Jerónimo Aguado en la fachada principal de la iglesia de Santiago del Burgo.

No obstante, ante la incertidumbre meteorológica, la Cofradía había anunciado en un comunicado que, en caso de suspender el desfile procesional por las condiciones meteorológicas, se realizaría un acto religioso en el interior de San Vicente para los hermanos y hermanas, así como los fieles que quisieran acudir si el aforo lo permitía. Sin embargo, el cielo dio una tregua y finalmente la procesión se desarrolló con normalidad.