La amenza de lluvia obligó a la directiva de la Cofradía de Santa Vera Cruz a establecer un recorrido corto; del Museo a la Plaza Mayor y San Andrés, para dar la vuelta por el Mercado, cruzar de nuevo la Plaza Mayor y retornar al Museo de Semana Santa. Es decir, prácticamente la primera parte de un recorrido normal, al haber suprimido el itinerario hasta la Catedral y lógicamente el descanso, aunque muchos grupos estaban preparados para las meriendas del receso.

La procesión salió con un cuarto de hora de retraso por culpa de un chubasco que se acercaba por Toro. Y puso en la calle escenas imprescindibles del Evangelio transformadas en imágenes por la gubia de los artistas. Salió la Santa Cruz, como todos los pasos, a los sones de la marcha dedicada a ella, en este caso interpretada por la Banda de Tordesillas. La Banda de Zamora acompañó al Lavatorio de Pies, de Higinio Vázquez, que representa a Jesús cuando va a lavar los pies a Pedro, en presencia de Santiago el Mayor y Juan. La Santa Cena, de Fernando Mayoral sale a ruedas, con Jesús y los doce apóstoles. Los sones de Nacor Blanco arroparon a La Oración del Huerto, el momento en que Jesús es confortado por un ángel en su agonía de Getsemaní. El Prendimiento, de Miguel Torija, representa a Judas cuando traiciona con un beso al maestro y es uno de los pasos que salen con los faroles antiguos de la cofradía. Salió con la Banda de Olmedo. La Lira de Toro acompañó a La Flagelación, conocido como "El Calvito", porque es uno de los tres caricaturizados sayones (junto con Cascarrias y Zurriago) que azotan a Jesús atado en una columna. La banda leonesa de Veguellina de Órbigo arropaba a la Coronación de Espinas, de Higinio Vázquez, que representa el momento en el que un soldado romano pone Jesús le ponen ese elemento de tortura, en presencia de un miembro del Sanedrín, el centurión y un sayón.

Procesión de la Vera Cruz

Procesión de la Vera Cruz

A la triste figura del Ecce Homo la acompañaba la Banda de Pozuelo de Alarcón. Y en el paso siguiente se produjo la anécdota de la jornada, ya que a la salida de la Sentencia, un paso que va a ruedas, la banda de Villamayor de la Armuña comenzó a tocar el himno nacional. Una pieza que no era para la escena en la que Pilatos se lava las manos, desentendiéndose de la suerte de Jesús, sino del paso siguiente, el Nazareno que con su cruz a cuestas iba escoltado por un piquete de la Guardia Civil, adornado con flores rojas y los preciosos faroles antiguos de la hermandad. Cerraba el desfile la Virgen Dolorosa, adornada con flores blancas y con la banda Tomás Bretón de Salamanca.

La ministra de Industria, Reyes Maroto, acudió a la salida del desfile, mientras que dos religiosos de Angola acompañaban al capellán, Jesús Campos (descalzo) cerrando la procesión. El público prácticamente ni se movió de su sitio para ver dos veces la procesión, de ida y vuelta, antes de recogerse en el Museo, hacia las siete y media de la tarde, tras un recorrido algo más lento de lo habitual.