Fernando González Rodríguez es el presidente de la cofradía del "Santo Entierro" de Bercianos de Aliste que en Jueves Santo y Viernes Santo revive la Semana Santa Rural más religiosa e histórica de España, volviendo la vista 1986 años atrás: al Gólgota.

-¿La sangría poblacional en el mundo rural es una pesada cruz para nuestros pueblos?

-Para nuestra desgracia los datos del padrón no dan lugar a engaño. Recuerdo cuando yo era niño, allá por 1970, Bercianos era un pueblo grande, lleno de vida, con 385 habitantes, dos escuelas y muchos niños y niñas. Hoy somos 136, sumando las mujeres, 63, y los hombres, 73. En cuarenta cuarenta y nueve años hemos perdido 249 habitantes.

-¿Cuál es la seña de identidad y el mayor valor de las fronterizas tierras de Aliste?

-Sus gentes. Eso sin lugar a dudas. Los hombres y mujeres que decidimos formar nuestra familia y quedarnos en nuestros pueblos para trabajar y vivir, la mayoría de la agricultura y la ganadería, algo cada vez más complicado, por no decir imposible. También quienes aquí nacen y tienen que emigrar en busca de progreso y desarrollo. Es Aliste tierra de hombres y mujeres ejemplares, sencillos y trabajadores, gentes acogedoras, honestas y solidarias, que dan lo que tienen a quien lo necesite.

-¿Tiene Bercianos de Aliste garantizado el intercambio generacional para su Semana Santa?

-Sinceramente creemos que sí. Nada te marca en la vida como lo que vives y aprendes en la infancia. En Bercianos desde antes de empezar a andar, nuestras madres nos llevaban al cuello, tapados con sus mantones y comenzabas a ver y sentir la Pasión y Muerte de Cristo como algo familiar y del pueblo. Vas creciendo y ya en la adolescencia y la juventud sabes y asumes con orgullo que nuestra Semana Santa es fe, religiosidad pura, humanidad y compromiso social: somos un pueblo, una comunidad y nuestro pasado, presente y futuro van unidos. Por ello las creencias religiosas y los valores humanos pasan de abuelos y abuelas a nietos y nietas, de padres y madres a hijos e hijas: son parte de nuestras vidas.

-Las cofradías de la Santa Vera Cruz eran un ejemplo de comunidad desde hace ya 500 años.

-Efectivamente. Uno de sus fines era velar al hermano o hermana fallecidos y acompañarlos en su ultimo viaje para darle cristiana sepultura. En Bercianos se mantiene: cuando fallece uno de los vecinos o vecinas todo el pueblo le acompaña en su entierro.

-¿Cómo viven las Semana Santa los hombres y mujeres de Bercianos de Aliste?

-Con devoción, religiosidad pura, sentimiento, sencillez y respeto, mucho respeto. Nosotros no representamos, vivimos la Pasión y Muerte de Cristo como nos han enseñado nuestros antepasados, desde el luto y el dolor. Acompañamos a Cristo Crucificado en su Santo Entierro y llevamos en su cortejo fúnebre como única vestimenta la sobrecogedora mortaja blanca de lino que será nuestra compañera cuando nos llegue la hora para el último viaje para encontrarnos con ese Jesús de Nazaret al que velamos, lloramos y damos Santo Entierro. Los mozos solteros y los ancianos portando la Capa Parda Alistana de Honras y Respeto que es fue durante siglos la prenda de cuando un familiar fallecía.

-¿Qué les piden a los visitantes: devotos y curiosos que se acercan a ver la procesión?

-Respeto. No nos importa que vengan a Bercianos todos los que así o deseen y conozcan nuestra Semana Santa. Quien aquí venga puede hacerlo con la seguridad de que siempre será bien recibido. Para nosotros, los hombres y mujeres de Bercianos, la religiosidad y respeto en cada acto y procesión son lo más importante: la esencia de nuestra Semana Santa. Quienes vengan por devoción pueden participar uniéndose a la procesión tras el cortejo fúnebre. Quienes lo hacen por curiosidad y ver les pedimos que lo hagan sin interrumpir las procesiones, que se sitúen a uno u otro lado del Camino del Calvario, pero por favor, que no crucen de un lado al otro entre la procesión. Pedimos el máximo respeto.