Noche de Miércoles Santo, noche de oración y silencio. Noche de Miércoles Santo, noche de recogimiento por el sencillo barrio de Olivares con el Cristo del Amparo. Noche de Miércoles Santo noche de las capas pardas, cuyos hermanos ayer estuvieron más que nunca pendientes del cielo y de las predicciones meteorológicas que indicaban, desde días antes, la presencia de lluvia durante su salida procesional.

La inestabilidad meteorológica que obligó a suspender la salida procesional de la Real Hermandad del Cristo de las Injurias, hizo que la Hermandad de Penitencia se decantara finalmente por el itinerario alternativo, por un recorrido más corto que el inicialmente previsto, por una opción que se limitaba a recorrer algunas calles de Olivares.

Con la medianoche sonaron las campanas de San Claudio de Olivares. Tras la bandera y la cruz parroquial comenzaron a salir los primeros hermanos del interior del templo románico. A la vera del Duero los cofrades con sus capas se enfrentaban a un escenario atípico, dado que únicamente procesionaban por las calles próximas al templo donde durante todo el año recibe culto el Cristo del Amparo. Además, en esta ocasión, y para sorpresa de muchos, el cortejo iba sin el Crucificado en sus andas que representa el Gólgota. La dura decisión la tomó la directiva que rehusó poner en peligro la talla datada en el año 1787 y restaurada en el año 2004 por la profesional Patricia Ganado.

Los hermanos, con la sobriedad y recogimiento que caracteriza este desfile que ya había capeado en ocasiones anteriores la lluvia cuando estaban desfilando pero ninguna sin la imagen titular, caminaron con sus faroles por la calle Mediodía, Gijón y Rodrigo Arias, acompañados con su sonido característico para regresar al templo de salida donde sonó el Miserere Castellano.