Madurez organizativa, y falta de hermanos para dar más pujanza al desfile. Son las notas principales que pueden definir la procesión del 30 aniversario de la salida a la calle de la Hermandad de Jesús de Luz y Vida, primero en el desplazado Sábado de Lázaro y después en este Sábado de Pasión mucho más acorde con su vocación de Semana Santa. Los avatares sufridos prácticamente desde sus inicios no han hecho el camino fácil a una procesión que lo tiene todo para gozar del fervor popular, pero en la que se echa en falta mayor presencia de hermanos en las filas.

Salió el Barandales poco después de que el reloj de la Catedral marcara las ocho de la tarde, aún con mucha luz en el ambiente, y seguido de Nicanor Fernández la novedad principal de este año, la Cruz de los Ausentes, una original obra de Coomonte portada por cuatro cargadores con una especial estética, debida a su "piel" de vendas y los característicos adornos vidriados. Poco a poco fueron saliendo los hermanos ataviados con el hábito monacal blanco y el hachón eléctrico, en una perfecta organización por grupos entre los que se intercalaban los numerosos elementos del desfile, como los pendones con las palabras de Jesús a las cruces de madera. El primero de los grandes pasos es el de la cruz con la corona, portada por 17 cargadores, que resulta muy adecuada con los fines fundacionales que son los de rendir homenaje a todos cuantos hicieron posible la Semana Santa en épocas pretéritas. Había mucha juventud en estas primeras filas, lo que otorga una esperanza en la existencia de generaciones futuras que aseguren el porvenir de la hermandad.

El libro de difuntos, el cuarteto de viento (bombardino, saxofón, clarinete y trombón) que dirige José Luis Rego, y el coro (dirigido por Manuel Alejandro López) integraban la procesión.

El paso titular, el Jesús de Luz y Vida de Hipólito Pérez Calvo, acompañado por los tambores, daba paso a la cruz de cierre de la procesión, que se desarrolló en una agradable jornada primaveral.

En el acto de oración del cementerio participó el presidente de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, la Borriquita, Alberto de la Fuente, dentro de la iniciativa de Luz y Vida de invitar a los distintos representantes de las cofradías de Semana Santa, ya que esta hermandad nació para recordar a los difuntos de todas ellas, sin distinciones.