El Traslado del Mozo desde su morada en el arrabal de San Frontis hasta la Catedral arropado por miles de fieles supuso la apertura oficiosa de la Semana Santa de Zamora, cuyo primer desfile procesional formal y propiamente dicho se celebra hoy cuando salgan a la calle los hermanos del Espíritu Santo para su recorrido anual.

Es sin duda este traslado de la imagen titular de Jesús del Via Crucis una auténtica procesión popular, en la que la falta de obligatoriedad del hábito permite a los vecinos de San Frontis, habitantes de toda la ciudad y hermanos de la cofradía acompañar al Nazareno en su peregrinaje desde el barrio hasta la Catedral, con el fin de que el próximo martes por la tarde inicie el camino de vuelta. El aspecto de las aceras es, por lo demás, el de una más de las procesiones de Semana Santa, abarrotadas de espectadores ávidos de que por fin llegue la Pasión después de un año de espera.

El párroco de San Frontis, José Ángel Rivera de las Heras se dirigió a los fieles que rodeaban al Nazareno aún en el templo y, puntualizó que ahora empiezan las procesiones, pero no la Semana Santa, que se inicia el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, donde se inician los 50 venturosos días de la Pascua. "Una procesión no es un acto cultural, ni un espectáculo para turistas y visitantes, sino una manifestación popular de la fe", dijo Rivera, y por tanto, en ella "no se va como en una romería, sino rezando y pidiendo al señor". Terminaron las palabras del cura y se vació el templo para que los cargadores pudieran llevar a cabo la delicada tarea de sacar el paso del templo de San Frontis, lo que hace necesario desmontar un brazo de la cruz.

Al salir, el himno nacional de la Banda del Maestro Nacor Blanco y el homenaje al jefe de paso, Francisco Juan Ufano, "Peresque", que cumple 30 años guiando al Cristo, justo cuando en el año 90 se recuperó el traslado del Nazareno tal y como lo conocemos en la actualidad. El año que viene se jubila y los cargadores le obsequiaron con una placa y un ramo de flores que, entre lágrimas, entregó a su hijo, Luis Juan. En el atardecer se fue formando la procesión, con Jesús Rodríguez tocando las esquilas de Barandales (ocupa el puesto en Vía Crucis, Esperanza y Santo Entierro) y Felipe Carlos Fernández portando la cruz guía, agradecido al portador titular, Manuel del Nacimiento, que va preparando el relevo.

Entre dos luces avanzó la procesión por la avenida del Nazareno. No exactamente en fila de la uno, como recomendó el cura, pero si el hileras bastante bien organizadas. El público se agolpaba en las aceras en una tarde agradable y abundante en mosquitos en las zonas más próximas al río. Las pipas de girasol ayudaban a soportar la espera de los grupos familiares o de amigos que poblaban el recorrido, especialmente en los lugares estratégicos como la subida de la Cuesta del Pizarro.

La Banda Nacor Blanco, fija en el Traslado, ya que lleva prácticamente desde su fundación participando en la procesión, tocó por primera vez esta Semana Santa los sones que resultan tan familiares: desde el Nazareno de San Frontis al Cristo del Perdón, pasando por el Cristo de la Sangre, Crucifixión o Getsemaní.

El traslado del Mozo del San Frontis se desarrolló en una tarde agradable y sin atisbo de lluvia, de las que habrá, seguro, otras, aunque desgraciadamente mezcladas con amenaza de lluvia, especialmente el Lunes y el Jueves santos.