Centenares de personas presenciaron ayer el Sermón del Descendimiento pronunciado a unos 30 grados en la Plaza Mayor, donde se situaron los doce pasos que desfilan la tarde del Viernes Santo, para conmemorar el 425 aniversario de la fundación de la Real Cofradía del Santo Entierro.

A las cinco de la tarde los grupos escultóricos comenzaron a salir desde el Museo de Semana Santa hasta el principal espacio de la ciudad. En medio del ágora, aguardaban las dos bandas locales, Zamora y Nacor Blanco, autoridades políticas y representantes de cofradías de Semana Santa y de Gloria situados delante del Cristo de Filuco, ubicado en un lateral de la iglesia de San Juan.

Barandales, vestido con el traje que terciopelo negro, avanzaba desafiando el intenso calor reinante, mientras que el público se concentraba en las sombras. La cruz guía llegó y tras ella el primer paso, la Magdalena que, tras un fondo, accedía con la marcha "Perdónalos", interpretada por la Banda de Música de Zamora. La imagen caminaba hacia la esquina de la Plaza con Balborraz al ritmo de las composiciones que alternativamente tocaban los músicos de Nacor Blanco y de la Banda de Zamora. Alcanzado al lugar marcado, se detuvo. Unos minutos más tarde a su lado se situó la Conversión del centurión que estrenaba la presencia de una mujer en la carga, la joven cofrade María Alonso Negro.

Los pasos se iban colocando en paralelo en la Plaza en el mismo orden en el que procesionan, mientras que entre el público los había que comentaban el calor que tenían que soportar parte de los integrantes de la Banda de Música de Zamora a los que daba el sol de pleno o una señora subía la voz: "¿Oyes la marcha? Está entrando tu paso hijo", palabras que respaldó con el gesto de elevar al aire su móvil.

Le llegaba el turno de acceder a Retorno del sepulcro, que por primera vez recorría las calles de la ciudad portado a hombros. "Lo llevan bastante bien", comentaba un semanasantero a otro. La Urna enfiló la plaza y tras ella la Virgen de los Clavos que avanzó, con Mater Mea, hasta situarse enfrente del Crucificado de Filuco.

Un cuarto hora antes de las siete de la tarde la organización pidió silencio y comenzó el Sermón del el Descendimiento pronunciado por el capellán del Santo Entierro, Florencio Gago, quien denominó el acto como "una manifestación de fe y de arte". El sacerdote, tras la lectura del Evangelio, entremezcló referencias históricas con un diálogo con la imagen del Cristo al tiempo que daba las órdenes de ir desclavando la imagen articulada que luego introdujeron en una urna.

Posteriormente, los pasos permanecieron media hora en la Plaza para que la gente pudiera acercarse a ellos sin la rigurosidad del Museo de Semana Santa, recinto al que accedieron, tras pasar por céntricas calles del casco antiguo, con música tocada por la Banda de Música maestro Nacor Blanco y Zamora.