Esta vez no llovió. La tarde veraniega -a pesar de la reciente entrada del otoño- ha compensado el último fiasco meteorológico de la Real Cofradía del Santo Entierro, que el pasado Viernes Santo tuvo que quedarse en el Museo por la lluvia. Los doce pasos de la hermandad han ocupado la parte central de la Plaza Mayor, a 30 grados.

Desde La Magdalena a La Urna, todos los grupos han ido desfilando con la música de las bandas de Zamora y Maestro Nacor Blanco, que han tocado lo mejor del repertorio de la Pasión. Particularmente emocionante ha sido la llegada de la Virgen de los Clavos, que se ha situado frente al Calvario colocado con el antiguo Cristo del Santo Entierro, para celebrar a continuación el Sermón del Descendimiento.

Botellines de agua y sombra han sido los antídotos para sobrellevar la tarde del 425 aniversario de la Real Cofradía.