Al paso por Santa Lucía, ya entrada la madrugada, el canto del Jerusalem volvió a emocionar y a dejar muda a la ciudad, plagada ayer de zamoranos y de visitantes que se quedaron prendados ante la solemnidad y la sobriedad de uno de los momentos más especiales de la Pasión.

Con el tiempo en calma, y ante la presencia de miles de personas en las calles, las voces del coro de La Buena Muerte volvieron a retumbar en la madrugada zamorana para ponerle el cierre a un lunes santo que no es si no el preludio de lo que aún está por venir.