Tres cuartos de hora tarda en salir la procesión de la Soledad y teniendo en cuenta de que este año salía con filas dobles no es difícil hacerse a la idea de las miles de cofrades que acompañaron a la imagen mariana de mayor devoción de Zamora. La entrada, este año, de casi 700 féminas que integraban la lista de espera obligó a la directiva a poner en marcha esta medida, con el fin de agilizar en lo posible una procesión que, con un solo paso, se hace casi inabarcable para el espectador.

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Salía minutos después de las ocho de la tarde la Virgen de la Soledad de San Juan a los acordes del himno nacional, interpretado por la Banda de Música Maestro Nacor Blanco.

Enseguida la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Nazareno tocaba la salve para, lentamente iniciar el desfile, seguida de las filas dobles de mujeres enlutadas. Algunas llevan ya las nuevas cadenas que sujetan la medalla, que de momento convive con el cordón morado anterior, aunque el próximo año lo sustituirá por completo. Poco a poco iban incorporándose al desfile las hermanas, que aguardaban en la calle de la Reina y que suponían el mayor contingente procesional que desfile alguno ha tenido durante esta Semana Santa en Zamora, sobre todo después de que Nuestra Madre tuviera que anular su procesión por la lluvia.

Y en consonancia con lo nutridas de las filas estaba también la calle, repleta de espectadores deseosos de ver la procesión, sobre todo tras las dos últimas suspensiones del Viernes Santo y teniendo en cuenta que prácticamente la Semana Santa se acaba, con tan solo un desfile pendiente y de características más propias, casi, de una romería de primavera, la Resurrección.

Poco a poco fue saliendo el desfile, salpicado por pendones y banderas, con la incorporación a mitad del desfile de la Banda de Cornetas y Tambores Ciudad de Zamora.

Las filas seguían su discurrir, llegaban en los puestos centrales los protagonistas de honor, como directivos y mayordomos y un piquete de la Policía Municipal hasta que llegó la Soledad, escoltada por la Banda del Maestro Nacor Blanco. La imagen de Ramón Álvarez lucía todo su esplendor, adornada con flores violetas y blancas y escoltada por la Policía Municipal con uniforme de gala. El capellán, Francisco Matías Sampedro y los representantes municipales (el teniente de alcalde, Antidio Fagúndez y el jefe de la Policía Municipal, Tomás Antón), marchaban tras el paso. Todavía quedaba una larga cola de hermanas antes de los tambores de cierre.

Habrá que mejorar para posteriores ediciones lo de la doble fila, ya que a veces se juntaban hasta tres personas mientras otras iban solas, pero puede ser una buena idea, siempre que las hermanas así lo consideren. El recorrido estuvo plagado de público hasta el cierre final, el acto del canto de la Salve en la Plaza Mayor, compartido por todas las hermanas.