El 3 de mayo de 1988 se aprueba canónicamente la hermanad más joven de la Semana Santa de Zamora, que nace con el nombre de su imagen titular, Jesús de Luz y Vida, y sale por primera vez en procesión al año siguiente, un 11 de marzo de 1.989. Son éstas las fechas de referencia elegidas por la directiva de Luz y Vida, que preside Miguel Ángel Regueras, para conmemorar los 30 años de vida de una cofradía que, desde luego, no ha tenido una vida fácil, pero que mantiene su espíritu fundacional a pesar de todas las adversidades que se ha visto obligada a superar.

La hermandad, señala Regueras, irá programando actos a lo largo de este año que queda hasta el próximo desfile y pretende cerrar el 30 cumpleaños con algún tipo de acto especial.

Fue un pregón del periodista Manuel Espías el que logra congregar a un grupo de semanasanteros de pro para poner en marcha una nueva cofradía que tuviera como fundamento rendir homenaje a todos los fallecidos que hicieron posible la Semana Santa.

Desde el principio la creación de la hermandad empezó con dificultades. Hubo muchos problemas para encontrar la financiación del paso que se encargó al escultor zamorano Hipólito Pérez Calvo; hubo también muchos inconvenientes para encontrar una fecha definitiva en la que «encajar» en el calendario semanasantero y encontraron «pegas» incluso para incorporarse a la Junta Pro Semana Santa.

Los miembros de la cofradía de túnica cisterciense hueso que portaban farol eléctrico, sin embargo, lograron salir adelante, entre otras cosas porque nacían con nuevos aires, como los de la incorporación de la mujer a los puestos de hermana de fila y de carga. Fue la historia de Luz y Vida una lucha larga por encajar en una Semana Santa muy consolidada y en fijar su estética y poco a poco fue creciendo en número de hermanos. Pero, como si una especie de mala suerte les persiguiera, siguieron encontrando dificultades no sólo por circunstancias externas, sino también por culpa de los enfrentamientos entre los propios directivos y hermanos que desembocaron en una guerra campal en la que incluso el paso tuvo que salir con una mesa prestada por falta de cargadores para llevar las andas originales. No faltaron pleitos judiciales para acabar de rematar la faena.

Por fortuna la nueva directiva que preside Miguel Ángel Regueras está tratando de reconducir la situación, poner en su sitio la economía y lograr, poco a poco, levantar de nuevo la ilusión e incrementar el interés de los fieles por la hermandad.