La lluvia de la noche del Jueves Santo y el frío han convertido el habitual y polémico botellón de Semana Santa en un acto prácticamente irrelevante, aunque sí ha dejado la también habitual basura en la zona. Los jóvenes se han resguardado bajo los árboles para sortear el agua y la mayoría han preferido buscar otros emplazamientos a cubierto.