Milagros Ciudad Suárez clausuró ayer las XVI Jornadas Diocesanas con una charla en el salón de actos del colegio Divina Providencia en la que analizó el ser cofrade en un mundo secularizado.

-¿Cuáles son las dificultades que tiene que afrontar un cofrade en la sociedad actual?

-El problema es que estamos en una sociedad totalmente secularizada, en una sociedad donde los valores evangélicos han quedado atrás. Los valores católicos se han olvidado y ahora todo va hacia el pragmatismo. También hay un movimiento anticatólico en nuestra sociedad. Molestamos muchas veces los católicos y nos quieren replegar al mundo privado.

-En la Semana Santa de Zamora tiene mucha fuerza la tradición en detrimento del sentido religioso.

-La tradición no tiene que ser mala siempre que al cofrade se le forme y se le haga ver que todo esto va unido a una espiritualidad interna y a una formación eclesial que tiene que ir creciendo conforme el hombre y la mujer van madurando. No hay que desterrar la parte de folclore, sino que hay que cimentarla. La formación es fundamental en todos los terrenos y más en esta sociedad que se ha igualado por debajo. Hace falta un barniz de formación en los valores que eran propios de nuestra cultura.

-En la mayoría de las ocasiones el hermano solo ha recibido preparación religiosa hasta el momento de hacer la comunión. ¿Es necesaria una formación en el momento de acceder a la hermandades y cofradías?

-Hay que dar formación siempre. Antes el nexo de oración era la familia algo que se ha perdido en la sociedad actual y el niño la poca catequesis que ha recibido es si recibe la Primera Comunión. A partir de ahí se olvida. Nos tenemos que mentalizar todos los católicos y los capellanes de que hay que dar una enseñanza y aprovechar determinados momentos, como los cultos, para ofrecer una formación que hace falta a todos los niveles en nuestra sociedad.

-En las asambleas de las cofradías y hermandades resulta habitual la petición a los hermanos de asistir a los cultos que se programen. ¿Cómo han conseguido en Sevilla la implicación en los actos religiosos?

-Creo que en primer lugar se trata de una implicación casi de la persona que va a los cultos, que tiene unos lazos de unión muy fuertes con sus hermandades. Además, las imágenes están al culto todos los días en las iglesias y se puede ir a rezar a los titulares de las hermandades, siempre y cuando el templo esté abierto. Todo eso ha ayudado a que el hermano lo haya hecho partícipe en su vida cotidiana. Alrededor de los besapies y de los besamanos se han puesto las bases para una cultura cofrade, pero no nos podemos quedar solo en lo externo, tiene que conllevar una oración en la que hay que seguir trabajando.

-Habla de una cultura cofrade que ¿cómo se ha gestado e Sevilla?

-Ha tenido una gran importancia la apertura de las casas cofrades todo el año y abrirlas a los jóvenes para que puedan acudir tanto para ayudar en cometidos de la hermandad como para asistir a las actividades juveniles programadas, lo que hace que dentro de la movida joven haya un interés por ir a la casa cofrade un rato y luego irse con los amigos. Sin lugar a dudas las casas de hermandad han hecho una excelente labor desde finales de los años 60 del pasado siglo. También es verdad que a ellas asisten también jóvenes que a los que lo único que les gusta es ver las procesiones en la calle, pero esto no es malo porque algo se le queda a la persona. Mejor que vea las procesiones en la calle a que no las vea, pues lo que no se conoce nunca se puede amar.

-¿Cómo responden los jóvenes a esa cimentación por la que usted aboga?

-Los jóvenes responden bien siempre y cuando se les dé como ellos quieren. Tanto a un joven como a un adulto no se le puede dar una formación que sea un ladrillo, sino amena y dinámica lo que conlleva muchas reuniones y mucho respetar sus tiempos. Ahora en plenos exámenes de las universidades tienes que respetar los tiempos de estudio de los jóvenes. Además, yo parto de la premisa del papa Juan Pablo II, quien enganchó a los jóvenes, de que son presente en las hermandades, nada de futuro. Ellos son el hoy. No podemos hipotecar el presente pensado en el futuro. Tenemos que disfrutar de los jóvenes en las casas de hermandad que si pueden tener una mesa de ping-pong, pues que se tenga, o que se organicen misas para niños, por ejemplo. Hay que realizar una apertura hacia los jóvenes.

-¿Cómo responde el clero que tiene que implicarse en la formación?

-En Sevilla nuestro arzobispo lo ha potenciado mucho. Hay sacerdotes más implicados que otros, como sucede en todo, pero realmente el clero sevillano no es anticofrade. Muchos de los actuales sacerdotes han sido jóvenes que han acudido a las casas cofrades o incluso muchos de ellos han sido becados por las propias cofradías.

-Usted pertenece a la Hermandad de la Hiniesta de Sevilla que guarda una estrecha relación con la Cofradía de la Concha de Zamora.

-Efectivamente no hay ningún hermanamiento realizado hasta el momento, pero sí una gran proximidad afectiva porque tienen leyendas medievales muy parecidas.