Villalpando celebraba esta mañana la resurrección de Cristo y su reencuentro con la Virgen María, el broche de oro de la Semana de Pasión de la villa terracampina que este año cambiaba de ubicación, pues el acto se celebraba en la Plaza Mayor y no frente a la residencia.

El Cristo entró en el ágora villalpandina por la calle Liceo al ritmo de la banda de Cornetas y Tambores, arropado por las capas castellanas de medio centenar de cofrades, mientras las Damas de la Soledad llegaban por la Solana con su Virgen, que había salido del Convento de las Clarisas. Frente a los soportales del Ayuntamiento se congregaban decenas de curiosos semanasanteros que no querían perderse el momento en el que María reconocía a su hijo y perdía el luto para dejar a la vista su hermoso manto blanco, mientras de los pies del Señor tomaban el vuelo cuatro palomas y él, más vivo que nunca, se alzaba al son de la Marcha Real.

Las devotas de la Soledad, que durante los últimos tres días han acompañado a su Virgen en su dolor, también cambiaban en ese instante el negro por un blanco que brillaba bajo el sol celebrando el momento más gozoso del calendario litúrgico cristiano. El cortejo regresó unido a San Nicolás, donde se celebró la misa de Pascua.