El tañido de las campanas de la Colegiata recordó en la tarde de ayer a los toresanos una triste efeméride, el incendio que el 13 de abril de 1957, arrasó la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina y las valiosas imágenes de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla que custodiaba en su interior. Las llamas devoraron parte de la historia de esta hermandad que, a pesar del dolor, ha conseguido resurgir de sus cenizas y que ayer conmemoró el 60 aniversario del siniestro con la inauguración oficial de la nueva "plazuela" dedicada a sus dos imágenes titulares: Jesús Nazareno y la Soledad. Toresanos y cofrades volvieron a unirse ayer en la apertura de esta nueva plaza en la que se ubica la iglesia que fue restaurada tras ser asolada por el fuego y que hace tres décadas abrió de nuevo sus puertas para albergar las imágenes de la hermandad, gracias a la unión y el esfuerzo de los toresanos.

El presidente de la cofradía, José Manuel de la Fuente, recordó que la decisión de solicitar al Ayuntamiento la nueva denominación para esta plaza, responde a la necesidad de "consolidar el cariño que la ciudad tiene a esta cofradía y a sus imágenes", a la vez que remarcó que "Toro se volcó en el incendio y se sigue volcando con la cofradía, colaborando en todos sus actos". La placa que fue destapada ayer con el nombre de la plaza servirá, según De la Fuente, para "recordar cada día, junto con la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Soledad, que la ciudad entera es de la cofradía". Por su parte, el alcalde de Toro, Tomás del Bien, recordó que el Ayuntamiento respaldó por unanimidad la petición de la cofradía porque es un símbolo de la "identidad cultural" de la ciudad. Del mismo modo, aludió al trágico incendio del que ayer se conmemoraron 60 años y resaltó que la ciudad "fue capaz de convertir ese triste suceso en un mensaje de esperanza y de unión", que sirvió para "levantar la iglesia y la cofradía". En este acto también participó Antonio Roldán, abad de la hermandad hace tres décadas quien, visiblemente emocionado, aseguró estar viviendo un "día histórico", por cuanto fue testigo en primera persona del regreso hace 30 años de las imágenes de la cofradía a la rehabilitada iglesia, porque sus dos hijos han organizado este año la fiesta y porque su nieto entró ayer a formar parte de Jesús Nazareno. Roldán cerró su breve, pero emotivo discurso, pidiendo a la cofradía que "no se pierdan las normas y las antiguas tradiciones".