Su edad avanzada, 93 años, y la secuelas físicas de un ictus que sufrió con 86 impedirán al catedrático y escritor Manuel de la Granja dar el pregón de la Semana Santa de su pueblo, Villafáfila. Su hijo José Luis será el encargado de desgranar ante los feligreses los recuerdos y vivencias de su padre en el municipio de su niñez, en el que nació un 10 de junio de 1923, en el seno de una familia de labradores. La cita, mañana, a las cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de la localidad terracampina. «El protagonista del pregón va a ser mi padre. Yo me limito a ayudarle en su elaboración y a leerlo en la iglesia», aclara José Luis de la Granja, catedrático de Historia Contemporánea en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco desde 1990.

Los vecinos que acudan mañana al acto religioso rememorarán con cada palabra el amor y pasión que Manuel de la Granja, conocido por el apodo de «Bomba», profesa por Villafáfila y por Zamora. Su devoción quedó patente en 1988, año en el que se jubiló de su cátedra de Física y Química en varios institutos españoles. Fue entonces cuando pudo llevar a cabo su vocación por la Historia, en especial por la Historia Medieval y Moderna y por la Historia del Arte, como prueba su bibliografía: en la última década del siglo XX y la primera del XXI: publicó tres libros, cuatro capítulos de libros colectivos y 25 artículos en diversas revistas de Zamora, León, Madrid y, en casi todas, Villafáfila y el cercano Monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela son el centro de sus estudios. A este cenobio de Granja de Moreruela consagró su primer libro en 1990, un extenso estudio histórico, artístico, religioso, agrícola y humano desde su fundación en el siglo XII hasta su final como consecuencia de la desamortización en el siglo XIX. En su dedicatoria figura: «A Villafáfila, mi pueblo, siempre en lucha con el Monasterio de Moreruela, en defensa de sus derechos». Aunque Manuel de la Granja ha vivido desde su juventud lejos de Villafáfila siempre ha mantenido una estrecha vinculación con su pueblo natal, en el que conserva la casa familiar y las tierras heredadas. Todos los años pasaba parte del verano en Villafáfila hasta que un ictus le impidió volver a su pueblo. Su última visita fue en 2010. Su trabajo para dar a conocer Villafáfila y su historia no se limitó a sus libros. Manuel de la Granja dejó constancia de su devoción por su lugar de nacimiento promoviendo la construcción de un monumento al fundador del municipio, Fáfila, así como la colocación de una lápida para conmemorar un hecho tan relevante en Castilla y León y España como la Concordia de Villafáfila entre Fernando el Católico y su yerno Felipe el Hermoso, que se celebró en la desaparecida iglesia de San Martín en 1506.