"Se ha quemado todo, no ha quedado nada". Estas palabras se propagaron como el fuego entre los toresanos que, hace 60 años, compartieron con dolor y tristeza el incendio que el 13 de abril de 1957, Sábado de Dolores, arrasó la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, sede de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, así como las valiosas imágenes que custodiaba en su interior. Pasaban pocos minutos de las 16.00 horas cuando las campanas de las iglesias de Toro comenzaron a tocar a "arrebato", para alertar sobre el pavoroso incendio de la iglesia.

Numerosos toresanos se trasladaron hasta el templo para, con mangueras y calderos, sofocar el fuego, e incluso, algunos vecinos intentaron acceder al interior para salvar de las llamas las imágenes de la cofradía que quedaron reducidas a cenizas. Aunque en Toro existen varias leyendas sobre el origen del siniestro que el presidente de la cofradía, José Manuel de la Fuente, atribuye "a la necesidad de justificar un doloroso hecho", la versión oficial es que el fuego se inició por la llama de una vela que alcanzó unos paños que tapaban el altar mayor.

El fuego se extendió con rapidez hasta la cubierta del templo que era de madera y que se desplomó sobre las imágenes de la cofradía. Las llamas calcinaron conjuntos escultóricos de gran valor como la venerada imagen de Jesús Nazareno y el Cirineo, de Antonio Tomé, o la Virgen de la Soledad, de Felipe de Espinabete, ambas ejecutadas en el siglo XVIII, al margen de otras tallas tan representativas de la Semana Santa como La Verónica, el Cristo de la Expiración, La Desnudez, La Lanzada y el conjunto compuesto por Cristo en la Cruz, la Virgen y San Juan.

A pesar de la conmoción y el intenso dolor, los toresanos reaccionaron con rapidez ante este siniestro que, sin duda, ha marcado la historia de la hermandad. Esta "reacción fervorosa" fue recogida en la crónica del periódico EL CORREO DE ZAMORA que, el 15 de abril de 1957, dedicó un extenso reportaje al incendio y a los primeros movimientos encaminados a restituir el valioso patrimonio que las llamas redujeron a cenizas. Esta crónica relata como "La ciudad de Toro llora en silencio la pérdida de uno de sus bellos templos" para, a renglón seguido, destacar que "la reacción fervorosa no se ha hecho esperar; se reconstruirá todo lo que las llamas destruyeron". La información divulgada entonces por el diario remarcaba que la cofradía había celebrado, un día después del incendio, una asamblea extraordinaria en la que se acordó, "en medio de un gran entusiasmo", la reconstrucción de todos los grupos destruidos y la puesta en marcha de una suscripción popular que, "en pocos instantes" consiguió reunir 30.000 pesetas. En esta reunión también se decidió que, en la madrugada del Viernes Santo, procesionaran el Santo Ecce Homo, la única imagen de la cofradía que se salvó del incendio por encontrarse en el Real Monasterio de Santa Clara, el estandarte de la Virgen de la Soledad y una cruz de madera que fue realizada con dos postes del cableado eléctrico. En la madrugada de aquel Viernes Santo, los toresanos arroparon a la hermandad en una respetuosa y conmovedora procesión que finalizó ante las ruinas de la iglesia.

El Domingo de Resurrección la cofradía celebró una junta en la que acordó crear comisiones de trabajo para intentar reponer las imágenes y para reconstruir el templo, de las que, entre otros personajes ilustres, formó parte la artista Delhy Tejero. El 18 de octubre se publicaron las bases del concurso para rehacer las tallas que, establecían "serias directrices" sobre las titulares de la cofradía, ya que obligaban a que la Virgen de la Soledad desaparecida en el incendio "se copiara" y la de Jesús Nazareno, "se mejorara". El jurado, reunido el 21 de diciembre, acordó adjudicar al artista Hipólito Pérez Calvo la ejecución de la imagen de la Virgen de la Soledad, mientras que el concurso de Jesús Nazareno quedó desierto.

Finalmente el conjunto fue ejecutado por dos artistas diferentes y la imagen de Jesús fue realizada por Tomás Noguera, mientras que Luis Marco Pérez esculpió el Cirineo. El 23 de marzo de 1958 fueron bendecidas las imágenes en la iglesia de San Julián durante el tradicional "Besamanos", al que asistieron numerosos fieles que, después de tanto dolor, pudieron comprobar que, gracias a su unión, fue posible restituir tan valioso patrimonio.

El 4 de abril de 1958, Viernes Santo, la cofradía celebró en San Julián el Sermón del Mandato y, a continuación, comenzó la procesión que contagió de emoción a los toresanos y en la que desfilaron las dos nuevas imágenes titulares, el Ecce Homo, la Oración del Huerto, La Flagelación y La Verónica, talla que fue donada por la Asociación del Santo Sepulcro y La Soledad. Una vez conseguido el primer objetivo de restituir las imágenes calcinadas por el fuego, la cofradía se marcó un nuevo reto: reconstruir la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina. A finales de los 70, como explicó De la Fuente, se iniciaron los trabajos para levantar el templo. Con esfuerzo y tesón, los toresanos consiguieron reconstruir la iglesia y, en 1987, el Obispado de Zamora cedió su uso a la cofradía durante un periodo de 99 años. El 13 de abril de ese mismo año, las imágenes de la cofradía regresaron desde el Real Convento de Santa Clara a Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina para "salir en procesión desde su casa", subrayó De la Fuente. Sin duda, el incendio que destruyó la iglesia ha marcado la historia de una cofradía que consiguió resurgir de sus cenizas como el "Ave Fénix", gracias en parte al carácter, la fuerza y la unión que demostraron los toresanos. De hecho, como explicó De la Fuente, aunque la fecha del 13 de abril de 1957 "la guardamos con mucho dolor", el incendio sirvió para que la cofradía "resurgiera con más fuerza" y para que los toresanos convirtieran a Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla en la hermandad más popular de la ciudad. Para conmemorar el 60 aniversario del incendio, en el día de hoy y a la misma hora en la que se originó el fuego, las 16.15, repicarán las campanas de la Colegiata. Con motivo de esta efeméride, a las 18.30 horas, tendrá lugar un acto en el que la plaza de la iglesia pasará a denominarse "Plazuela de Jesús Nazareno y la Soledad".