Ch. S.

Aseveró García González que "en esta cofradía llevan participando año a año durante cinco siglos religiosos y laicos, utriusque sexus, de ambos sexos, como decía el Cardenal Francisco de Quiñones en 1536 al papa Paulo III en Roma, a favor nuestra cofradía, que ha hecho que la Semana Santa de Bercianos viviendo unos valores basados en una fe de gran profundidad antropológica y una integración cultural, en un perfecto ensamblaje que han dado origen a un patrimonio que el pueblo ha hecho suyo y ha convertido en quicio sobre el que gira su identidad, demostrando la polisemia que encierran estas ceremonias, más allá de lo estrictamente religioso".

Aquí, dijo: "Igual que en la época Bizantina, los hombres y mujeres nos sentimos protagonistas de este cristianismo que estamos revitalizando entre todos. La fe, como la vida, es una realidad que tiene muchos niveles y significados y todos son imprescindibles para vivir el Cristianismo a lo largo de la vida. La fe se expresa en todos los momentos de la vida y la expresan niños y niñas, jóvenes, adultos y ancianos. En Bercianos ninguna de estas formas de fe queda excluida, todo queda integrado: sin fronteras".

Relató ante el Santo Entierro que la representación de Cristo Crucificado fue decretada por la Iglesia en el siglo VII por el Concilio Quinisexto (692) de Constantinopla: "Para que pueda ponerse ante los ojos de todo el mundo la verdad, en su plena manifestación decretamos que el Cordero, Cristo Nuestro Dios, que quita los pecados del mundo, sea de ahora en adelante representado también en forma humana en las imágenes, sustituyendo al antiguo cordero, puesto que de este modo comprendemos la sublime humillación de la Palabra de Dios y somos guiados así al recuerdo de su vida en carne, su pasión y su muerte salvadora, y de ello, la redención que ha venido al mundo" y finalizó: "Vuestro Cristo Crucificado, vuestra Semana Santa, vosotros y vuestro Santo Entierro sois un ejemplo a seguir de fe y honradez en todo el mundo cristiano".