Pedro García González, el cura viajero, dejará hoy sus labores temporalmente en Madrid para viajar a su amada tierra alistana y pronunciar, a las 20 horas, el pregón de la Semana Santa de Bercianos.

-¿Quién y de dónde es Pedro García González?

-Nací en Herrín de Campos, Valladolid, pero por mis venas corre sangre zamorana. La vida y mis inquietudes y estudios me han llevado por muchos lugares como Chile, Méjico o Roma, soy un hombre de mundo pero ante todo y sobre todo, aunque no de nacimiento me siento alistano de acogida, de adopción y de corazón.

-¿Cuándo surge su relación con Aliste y los alistanos?

-En 1980 cuando llegué a San Pedro de las Herrerías en un campamento Scout como animador y realizando con ellos actividades artísticas en madera, cerámica y teatrales, de montaña, pues venía de Chile y había subido varias cumbres de Los Andes. Ya entonces quedé prendado de sus paisajes y tradiciones, costumbres y religiosidad, gastronomía y lo sencillo y acogedor de sus pueblos y sus gentes. Una experiencia maravillosa que repetí varios años.

-Luego le cautivó la Semana Santa más pura: la alistana.

-En 2007 me llamó Fernando Lorenzo Martín para pronunciar el Sermón del Descendimiento de Bercianos y allí estuve el Viernes Santo, orando ante Jesús Crucificado, compartiendo con los hombres y mujeres de Bercianos sus sentimientos, su luto y su dolor. Sin lugar a dudas una de las cosas más importantes e inolvidables de mi vida que ya jamás olvidaré.

-A partir de ahí ésta pasa a ser un poco su tierra.

-Sin duda. Aliste y los alistanos me acogieron con el corazón abierto y nunca podré pagarles sus atenciones y cariño: son como mi familia. Cada Semana Santa regreso a Aliste y me hospedo en la casa parroquial de Valer y ayudo en lo que puedo a Fernando Lorenzo, pues aparte de tener que atender a 14 parroquias y pueblos entre ellas está Bercianos y es el Capellán de la Cofradía del Santo Entierro.

-¿Qué significa para usted Bercianos, sus gentes y su Pasión?

-Bercianos es un pueblo precioso, a orillas del río Aliste; acogedor con cuantos forasteros hasta allí llegan; e histórico, con una Semana Santa única, que mantiene los valores de la sencillez, la sobriedad y la religiosidad.

-¿Qué valores destacaría de las gentes de las tierras de Aliste?

-Una fe en la vida que expresan siempre en comunidad, en la familia y en sus tradiciones. Amor y respeto a los actos religiosos y morales de sus antepasados. Profunda formación religiosa y una mayor avidez de aprender trasladando a sus nuevas generaciones, hijos y nietos, sus mayores expectativas y aspiraciones. Desbordan amor a la naturaleza del entorno con la que establecen un diálogo continuo, por ejemplo, en el antruejo y los concejos. Pensamiento positivo resistente a la adversidad. La coherencia personal armonizada con la comunidad que les ayuda a ser personas apacibles, serenas, tolerantes, autónomas, emocionalmente estables y difíciles de alterar por las situaciones del entorno. La sencillez de vida que se traduce en personas seguras y confiadas, dinámicas, enérgicas y activas. La inteligencia en el sentido latino intus legere, porque son capaces de analizar y leer por dentro a las personas y al mismo tiempo aceptarlas y esperar de ellas lo mejor de su ser. Al menos así han hecho conmigo.

-¿Una masificación desmedida pondría en peligro la pureza de la Pasión de Bercianos?

-Mientras los que vienen respeten el espacio religioso de la procesión y los hermanos y hermanas que la viven se concentren en su vivencia, a ambos les beneficiará. El respeto es primordial, vital, para mantener la esencia de la Semana Santa de Bercianos. La Semana Santa de Bercianos de Aliste es el alma pura de la Pasión y su gentes el corazón de un fe rural hecha tradición.