Tras la jornada de luto del pasado Sábado Santo, ensombrecida por un desafortunado aguacero, el Domingo de Resurreción despertó ayer radiante, con brillo. El júbilo tomó Zamora, que abrió las puertas al calendario romero tras poner el punto y final a la Pasión.

Los cohetes anuncian que Jesús ha vuelto a la vida. El Cristo Resucitado, con su manto rojo bordado, y la Virgen del Encuentro, todavía con manto negro de luto y terciopelo, parten de Santa María de la Horta al son del himno nacional y emprenden recorridos diferentes. Los mayordomos acompañan indistintamente a una y otra imagen hasta llegar a la Plaza Mayor, donde miles de zamoranos y turistas presencian el anhelado encuentro entre una súbita explosión de alegría, tiros de escopeta con salvas desde los balcones, aplausos y, como novedad, la suite sayaguesa compuesta por David Rivas e interpretada con maestría por Luis Pedraza y la Banda de Música de Zamora. La Virgen deja atrás su luto y la Resurrección ya es un hecho. Mayordomos, representantes de todas las cofradías y hermandades, y autoridades zamoranas presiden la plaza como testigos de honor del momento.

Tras efectuar la reverencia, los más de mil cofrades con su vara niquelada y rematada con las primeras flores de la primavera descienden por Balborraz, recorrido duro para los cargadores, al igual que la subida por la cuesta del Piñedo -en el caso de la Virgen- y del Pizarro -en el caso del Cristo-. Unas tímidas gotas de agua buscaron su protagonismo, pero el sol venció a la lluvia como la vida a la muerte.

La cofradía de la Santísima Resurrección, una de las más antiguas de la Semana Santa zamorana, estrenó ayer estandarte y cordón. Como es habitual cada año, los balcones se prepararon para el momento, engalanados con sus colgaduras, banderas y paños brocados. Las iglesias y conventos, al paso de la imagen, repican sus campanas: Cristo ha resucitado y uno de los pilares de la fe cristiana cobra sentido.

Tras materializarse el triunfo de la vida sobre la muerte, ambos pasos regresan a su casa, en La Horta, donde se celebra misa mayor con posterior aperitivo ofrecido por la cofradía. A primera hora de la mañana tampoco faltó el tradicional refrigerio junto a la casa del pintor Antonio Pedrero, así como los descansos en San Ildefonso y en la plaza de Santiago.

Al final de la mañana, la Plaza Mayor se viste de romería. La semana de Pasión se apaga mientras la algarabía se enciende, como lo hacen los bailes, las dulzainas y el bullicio. Buenos días, Resurrección. Buenos días, Pascua.