El Silencio es mí cofradía". Lo dice convencido. No miente. Vive intensamente, día a día, todo el año su fervor cristiano por el Cristo de las Injurias. Quiere a su Cofradía del Silencio (Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias). Habla de ella con palabras que denotan su gran amor por la misma. Y el Cristo de las Injurias es su Cristo del alma que lleva en su mente. Le reza con fervor. "El Silencio es el Silencio. Con eso lo digo todo" dice enorgulleciéndose de ello.

Quién así se expresa es Marcelino Martín Sánchez. Para los amigos, Marce, sin más. Sus cincuenta y un años son de bondad. De buenas palabras. Sabe estar. Educado a más no poder. Trabaja en los viveros del Centro Especial de Empleo que Asprosub regenta en Morales del Vino. "Del Silencio soy hermano desde 1964 en que me apuntó mi abuelo Marcelino Martín Luelmo". Lo recuerda perfectamente. Marcelino Martín Luelmo fue presidente de la cofradía desde 1964 hasta 1977.

Al abuelo de Marce le habían precedido en el cargo Pedro Almendral Vega (1925-1944), Heriberto Hernández González (1944-1945), Dacio Crespo Álvarez (1945-1955) y Joaquín Ramos Cadenas (1955-1964). "Recuerdo con mucho cariño a mí abuelo Marcelino" nos dice. A la presidencia de su abuelo con nueve años en el cargo le siguieron Marcelino Pertejo Seseña (1977-1990), Miguel Ángel Pertejo Andrés (1990-2001), Jesús Payá Grau (2001-2008) y el actual mandatario Rufo Martínez de Paz. "Es un buen presidente, es mi amigo y cuida mucho nuestra cofradía junto a unos directivos muy buenos", dice muy convencido de sus palabras el bueno de Marce. Tiene un sentido recuerdo de mucho afecto por el fallecido Jesús Payá Grau.

Marce empezó a procesionar un Miércoles Santo con gran ilusión. "Fue el 29 de marzo de 1972, precisamente el día que nació mi hermano Toño". Dentro de dos años cumplirá cincuenta años procesionando con el caperuz de terciopelo rojo. "Solo fallé un año a la procesión. Viajé a Roma. Me gané una bronca entonces de Jesús Payá , no le dije nada, pasó lista y se extrañó de mi ausencia". Aurora Sánchez Alonso, su madre, fue una buena presidenta de la Asamblea Provincial de Cruz Roja. Doña Aurora siempre atenta y colaborando con todo el mundo. La he saludado en la calle recientemente y le profeso, lo digo a los cuatro vientos, un especial afecto. Doña Aurora siempre tiene una cariñosa sonrisa con todos. El padre, Marcelino Martín Luelmo, y muy apreciado doctor. Cristina, Mayte y Toño son sus hermanos.

"Soy hermano de las cofradías de Jesús en su Tercera Caída, Vía Crucis, Yacente, Santo Entierro y Nuestra Madre de las Angustias". Habla con un cariño hondo del Cristo de las Injurias. Todos los días se acerca a rezarlo a la Catedral. "Si llego con el templo cerrado, desde el Palacio Episcopal veo al Cristo. Rezo desde la calle y da igual". Describe como momento único de la Semana Santa el Juramento de todos los hermanos ante el Cristo de las Injurias. Este año, en esta noche de Jueves Santo, serán treinta y cinco los años en que procesionará Marce con su Cofradía del Silencio. "El medallón de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente me lo impuso Teresa, la fallecida esposa de Dionisio Alba Álvarez, hermano mayor, que además me regaló el pin de plata de la Hermandad", recuerda con cariño el bueno de Marce, un hermano del Silencio muy significado que hoy, en este Miércoles Santo de 2016, procesionará con sentido y mucha devoción acompañando al Cristo de las Injurias. A su Cristo querido. Ese es Marce, un hermano modélico del Silencio. Que sabe estar. Que se le quiere y aprecia.

Al terminar la procesión de esta noche, Marce mirará con devoción y amor a su Cristo de las Injurias. Lo volverá a tener en la calle en la tarde del Viernes Santo, de vuelta a la Santa Iglesia Catedral, con la Real Cofradía del Santo Entierro. Y luego, durante todo el año, este impresionante Cristo estará esperando a Marce -que hoy vestirá la capa blanca acompañando "al Maestro" tras la mayordomía de 2015- y a muchos hermanos y fieles en su capilla catedralicia. Seguro que el bueno de Marce no le fallará. Convencido estoy. Es un hermano ejemplar que predica con el ejemplo: cristiano, buena persona y mejor amigo de todos.

Un fuerte abrazo, amigo Marce, y nos vemos esta tarde en la Catedral, junto al Cristo de las Injurias. Tu Cristo y el de todos.