"Quiero que estas palabras sirvan de agradecimiento a la ciudad entera por ese esfuerzo indescriptible por mantener una tradición y por amarla, porque amando nuestras tradiciones demostramos nuestro amor por nuestra ciudad y por todo lo nuestro". El arquitecto Francisco Somoza rindió su particular homenaje a los zamoranos en el pregón que pronunció invitado por la Casa de Zamora en Valladolid.

Somoza apuntó que el silencio que se convierte en protagonista durante los días de Pasión en las calles de la ciudad "no se tiene que confundir con el indeseable silencio de la conformidad". Para el pregonero, Zamora siempre "pero en estos días más que nunca, es la ciudad de los cinco sentidos. Allí no se pasea, se va de un lado a otro de sorpresa en sorpresa. Viendo, escuchando, sintiendo, acariciando cada esquina con nuestras miradas, oliendo los aromas que evocan los recuerdos", apuntó.

Aprovechó también a invitar a todos los presentes a visitar la ciudad, "recorrerla en estos tiempos en los que es distinta. En esta época en la que comienza a despuntar la primavera y todo se transforma, aunque Zamora es diferente cada día. Yo llevo viviendo más de doce mil días y me sigue sorprendiendo a cada instante", reconoció, después de revelar que fue junto a su mujer con quien descubrió la Semana Santa zamorana, ya que su infancia y juventud la pasó en su Puebla de Sanabria natal.

En el acto estuvieron presentes, junto al público que asistió al salón de actos de la Casa de Cultura de Revilla en la capital pucelana, la vicepresidenta de la Junta, Rosa Valdeón, el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zamora, Antidio Fagúndez, el vicepresidente de la Diputación Provincial de Zamora, Aurelio Tomás, el presidente de la Junta Pro Semana Santa, Antonio Martín Alén, el director general de Economía de la Junta, Jesús Rodríguez, el presidente de la Federación de Casas Regionales de Castilla y León, José Luis Bellido, y el concejal del Ayuntamiento de Valladolid, Alfredo Blanco, quienes, junto al presidente de la Casa de Zamora en Valladolid, Amadeo Blanco, arroparon al protagonista en su pregón.

Somoza realizó un pormenorizado recorrido por cada uno de los desfiles de las 16 cofradías, haciendo especial hincapié no solo en la arquitectura que adorna cada una de las calles que recorren los hermanos, sino también en la música que acompaña sus pasos. De hecho, sus primeras palabras fueron para el Merlú "con el toque de corneta roto y prolongado y los golpes secos del tambor que nos parten en corazón, sonidos que todo lo paraliza y enmudece".

El arquitecto finalizó su discurso con uno soneto de Jesús Hilario Tundidor sobre la cúpula de la Catedral de Zamora, "la mejor expresión de que la modernidad nunca ha estado reñida con la tradición y que cuando algo tiene verdadera calidad supera con una dignidad ejemplar todos los avatares que traen consigo los estilos, las opiniones y el inexorable paso del tiempo".