Tras semanas de duros preparativos y ensayos, ayer por la mañana la iglesia de Santa María la Nueva dio los últimos retoques a la organización de la procesión de Jesús Yacente que desfilaría horas después amparada por el silencio sepulcral de la ciudad.

A mediodía, el coro de la Hermandad entonaba el "Miserere" por última vez antes de su gran noche, en la que ciudadanos de todo el mundo podrán disfrutar -gracias a la retransmisión en directo de varias cadenas de televisión y radio y del streaming en directo por Internet-, de uno de los momentos más célebres de la Semana Santa de Zamora. Este acto se ha convertido, en los últimos años, en un gran reclamo para los turistas y en un acto social más, sobre todo, para los que por uno u otro motivo no tienen el privilegio de poder acudir a la Plaza de Viriato. Los cantores hicieron retumbar los muros románicos del templo y lograron cosechar una gran admiración entre los asistentes, que no dudaron en inmortalizar el momento con sus teléfonos móviles y tabletas.

Además de este último ensayo del coro, los hermanos también prepararon la escultura del Yacente antes de la procesión, colocando uno por uno los alfileres de la sábana blanca sobre la que descansa la imagen de Cristo, que lleva ya colocada varios días en el templo. Amén de los preparativos para el desfile de la noche, también aprovecharon muchos de los fieles para presentarle los respetos a la imponente talla antes de que los zamoranos se sobrecojan con su silencioso vagar por las calles de la ciudad. Nada puede fallar en la cita más importante del año para los hermanos penitentes, que esperaban impaciente la cita con Cristo Yacente.