La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. 

Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, y se distribuye de manera desigual alrededor del planeta. 

Porque las condiciones del lugar donde vivimos (sanitarias, industriales, económicas, sociales, etc.) y las circunstancias en las que viven las personas, tienen una gran influencia en la manera en la que el medio ambiente afecta a la población. Y gran parte de estos condicionantes vienen determinados por el código postal en el que vivamos y desarrollemos nuestro día a día. Aún así, hay ciertas precauciones que tal y como indica la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, podemos tomar para exponernos lo menos posible, sobre todo las mujeres embarazadas y los niños recién nacidos.

Pautas para reducir la exposición a los contaminantes

  • Llevar una alimentación lo más sana y natural posible, huyendo sobre todo de la comida procesada y ultraprocesada: latas, envoltorios de plásticos, agua embotellada en plástico, lavando bien las frutas y las verduras frescas...
  • Optar por cosméticos naturales o libres de parabenos.
  • Evitar los ambientadores artificiales, sobre todo en espray.
  • Optar por muebles y juguetes de madera en lugar de sintéticos y de plástico.
  • Elegir alimentos frescos sobre productos procesados que tienen listas largas de ingredientes en la etiqueta. Cuanto más larga es la lista, es más probable que el producto contenga alguna de estas sustancias.
  • Comprar frutas y verduras producidas sin pesticidas, como productos certificados orgánicos o ecológicos, o locales libres de pesticidas.
  • Reducir el uso de plástico, especialmente al calentar o almacenar alimentos, usando en su lugar recipientes de vidrio o aluminio para los alimentos y bebidas.
  • Quitarse los zapatos al entrar a la casa para evitar introducir contaminantes en la suela de los zapatos.
  • Pasar la aspiradora con frecuencia, usar filtros de partículas de aire de alta eficiencia y un paño húmedo para quitar el polvo de casa con frecuencia.
  • Quitar o minimizar la presencia de alfombras de plástico en el hogar o el trabajo.
  • Evitar productos de limpieza agresivos con una larga lista de componentes químicos cuando sea posible, eligiendo los que no los contienen.