El coronavirus está volviendo a experimentar un repunte de casos en Europa. Especialmente en Reino Unido, Dinamarca, Alemania…

 No hay datos hasta el momento sobre si la causa de este repunte pueden ser las medidas de mitigación relajadas, pero los científicos apuntan a una disminución de la inmunidad provocada por el tiempo, y a una mayor transmisión de la nueva subvariante, BA.2.

 Porque según los datos que se tienen actualmente, es BA.2 la que está relevando a la ómicron original (BA.1) como la cepa dominante en casi todos los países.

 Por esa razón los científicos se preguntan ahora si la pandemia podría volver a experimentar un repunte que lo pusiese todo patas arriba.

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 Estudio israelí, en febrero

 El primer estudio sobre la incidencia de la nueva subvariante, la ómicron sigilosa, fue publicado hace un mes.

 En él los investigadores sugerían que BA.2 tenía la capacidad de superar fácilmente la inmunidad de la vacunación para la enfermedad grave, y también la obtenida gracias a la infección previa con variantes anteriores.

 Y en sus conclusiones hablaban de que eso abría las puertas a que pudiese prolongar la oleada de ómicron.

 Pero hacían también una importante y esperanzadora aclaración:

“Los datos sugieren que no conducirá a un nuevo aumento adicional importante de enfermedades graves u hospitalizaciones”.

 Estudio en medRxiv en marzo

 Ahora nos encontramos con un nuevo un estudio, publicado este mes en el servidor de preimpresión medRxiv, que aún no ha sido revisado por pares.

En él muestran que las vacunas de ARNm ofrecen un grado similar de protección contra las dos cepas de la variante ómicron, pero advierten de que la protección contra la infección y la enfermedad sintomática disminuye a los pocos meses de una tercera dosis.

 Además, los investigadores saben desde hace tiempo que la subvariante BA.1 evade gran parte de la protección que ofrecen las vacunas de ARNm contra la enfermedad de leve a moderada.

 Y enseguida se dieron cuenta de que la nueva subvariante BA.2 se propaga más rápidamente que BA.1.

 Pero no estaba claro si la nueva variante también demostraría ser más hábil para evadir las vacunas.

 El miedo en ese momento era si "BA.2 podría ser incluso peor que BA.1.

FILE PHOTO: Picture illustration of vials with Pfizer-BioNTech and Moderna coronavirus disease (COVID-19) vaccine labels Dado Ruvic

 Estudio observacional masivo

 Por esa razón, el epidemiólogo de enfermedades infecciosas en Weill Cornell Medicine-Qatar en Doha, Laith Abu-Raddad, y sus colegas realizaron un estudio observacional masivo.

 Para él, utilizaron registros de vacunación y resultados de pruebas de SARS-CoV-2 del sistema de atención médica de Qatar.

 Para empezar, constataron que quienes recibieron dos dosis de la vacuna basada en ARNm, tanto de Pfizer como de Moderna, disfrutaron de varios meses de protección sustancial contra la enfermedad sintomática causada por BA.1 y también por la nueva BA.2.

 Pero en el estudio observaron que la protección disminuyó hasta quedarse en sólo un 10 % después de entre 4 y 6 meses.

 Esto significa que a partir de poco más de 120 días, las vacunas ya sólo son capaces de evitar el 10% de los casos.

 Y en cuanto al comportamiento con la nueva subvariante, la protección contra BA.2 no pareció disminuir más rápido que la protección contra BA.1.

 La parte positiva es que una inyección de refuerzo hizo que la protección contra la infección sintomática por cualquiera de las subvariantes volviera a cifras entre el 30 y 60%.

 Una población sesgada hacia los jóvenes

 Los investigadores también analizaron el grado de protección que ofrecen las vacunas de ARNm contra enfermedades graves.

 Lo que ocurre en este estudio es que como la población de Qatar es bastante joven, los casos graves de COVID-19 son raros y no encontraron datos suficientes como para diferenciar entre las dos variantes.

 Por eso tuvieron que agrupar los contagios con BA.1 y BA.2 para lograr resultados significativos.

 Y este análisis mostró que la protección contra enfermedades graves se mantuvo en un 68% o más durante al menos 7 meses, incluso en personas que solo habían recibido dos dosis de la vacuna. Y se disparó hasta más del 80% después de una dosis de refuerzo.

 Y aunque no hubo una diferenciación clara de las variantes, el investigador principal, Abu-Raddad, dice que como el 70-80% de los casos eran BA.2, sospecha que las vacunas aún ofrecen un alto nivel de protección contra enfermedades graves para esa variante.

 Resultados prometedores

 Los datos de este estudio son considerados fiables por otros científicos de primera fila. Sobre todo teniendo en cuenta que “Qatar ha estado a la cabeza cuando se trata de informar datos sobre la efectividad de la vacuna COVID-19 de una manera muy rápida”.

 Y eso le da credibilidad a la afirmación del estudio sobre que “las vacunas están funcionando notablemente bien, dados los desafíos de la evolución”.

  • Sabiendo que no evitan los contagios.
  • Sabiendo que la efectividad de la vacuna contra la COVID-19 sintomática es inferior al 20% para ambas subvariantes 25 semanas o más después de una segunda dosis.
  • Pero sabiendo también que una tercera dosis aumenta aproximadamente al 70% entre 2 y 4 semanas después del pinchazo.

 Por eso es importante que el mundo siga empeñado en la vacunación. Y eso incluye la dosis de refuerzo.