A raíz de la invasión de Ucrania por Rusia está creciendo la preocupación ante la posibilidad de que en un momento determinado de esta guerra pudiera utilizarse armamento nuclear.

Y este miedo está llevando a algunas personas a intentar conseguir comprimidos de yoduro potásico para, teóricamente, protegerse de los efectos que pudieran derivarse de un hipotético ataque nuclear.

¿Pero realmente nos protegen esos comprimidos?

Los doctores Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), subrayan algunos aspectos que deben tenerse respecto a este producto.

¿Cómo afecta una explosión nuclear a la glándula tiroides?

Tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo (I131).

Este elemento, puede ser captado por la glándula tiroides, y de este modo incrementar el riesgo de cáncer en esta glándula.

La razón es que el yodo es un elemento fundamental para el funcionamiento de la glándula tiroides, y las hormonas que sintetiza esta glándula contienen yodo.

Así que es fácil entender que la glándula tiroides intente captar de manera natural todo el yodo que le sea posible para poder sintetizar sus hormonas.

Pero la captación de yodo por la glándula está directamente relacionada con sus depósitos internos de yodo, de dos maneras:

-Si su reserva está completa, la glándula captará mucho menos yodo porque ya tiene suficiente. Y el que sobra lo eliminará por la orina.

-Por contra, si sus depósitos están vacíos o no bien repletos, la glándula tendrá más avidez por el yodo.

Y si en esta segunda situación aparece el yodo radioactivo, la glándula lo captará con la misma avidez y el riesgo de que la glándula se vea afectada es más elevado.

¿Cómo se puede garantizar un aporte adecuado de yodo?

La mejor manera de mantener los depósitos de yodo bien repletos, para conseguir así protegernos de un ataque nuclear, es es que la ingesta diaria de esta sustancia sea la adecuada.

¿Cuánto? Pues dependiendo de la edad.

  • Las necesidades diarias están alrededor de 150 microgramos de yodo en población adulta
  • 90-120 microgramos en población infantil
  • 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia

Para cubrir estos requerimientos tenemos que tomar alimentos ricos en yodo y además conviene consumirlos de modo habitual, como la sal yodada.

Y nosotros lo tenemos fácil, porque en nuestro país disponemos de los alimentos más ricos en yodo.

Además de la sal yodada (en España tiene una concentración de yodo de las más elevadas de Europa), están los lácteos.

Los especialistas de la SEEN recuerdan que un vaso de leche puede aportar entre 40 y 50 microgramos de yoduro.

También recuerdan los endocrinos y nutricionistas, que, en el caso de las mujeres embarazadas, sí que hay una mayor necesidad de yodo.

Y por eso, se recomienda que tomen como suplementos comprimidos de yoduro potásico en unas cantidades ajustadas a tal efecto.

Estos comprimidos habitualmente contienen entre 100 y 200 microgramos de yodo.

Entonces ¿el yoduro potásico puede protegernos de un ataque nuclear?

Indudablemente, el riesgo se reduce significativamente si nuestra glándula tiene un depósito óptimo de yodo.

Por eso, ante esta situación sí que se recomienda la ingesta de comprimidos de yoduro potásico.

Y debe hacerse a dosis suficientemente elevadas para bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides.

Además, los especialistas advierten que los comprimidos de yoduro potásico que toman las embarazadas no sirven en absoluto.

Las dosis de los comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico, es decir supera en más de 500-1000 veces la dosis recomendada diaria.

¿Tiene sentido ingerir elevadas dosis de yoduro potásico?

Los expertos lo tienen claro:

  • En este momento no tiene ningún sentido tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o una nube con material radioactivo.
  • Si se diera el caso, se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente.
  • Porque no se debe olvidar de que ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud.
  • Un exceso de yodo potásico puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis)y también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo.

¿El yoduro potásico a dosis elevadas puede protegernos de un ataque nuclear?

De nuevo los expertos son tajantes: No.

Las dosis elevadas de yoduro potásico, cuando hay riesgo de contacto con yodo radioactivo, solo minimizan el riesgo de padecer cáncer de la glándula tiroides, pero no protege de los otros efectos que pueda ocasionar la radioactividad.

Recomendaciones de consumo del yoduro potásico

Los especialistas en endocrinología o nutrición lanzan una serie de advertencias sobre la utilidad del yoduro potásico en caso de ataque nuclear, y recomiendan cómo consumir la cantidad correcta de esta sustancia.

En primer lugar, recuerdan que el yodo radioactivo puede afectar a la glándula tiroides por el aumento del riesgo de cáncer.

En segundo lugar, señalan que lo más importante en el momento actual es garantizar una adecuada ingesta de yodo.

¿Cómo?

  • Consumir poca sal, pero que sea yodada.
  • Mantener la ingesta de 2-4 raciones de lácteos al día.
  • Se recomienda que las mujeres embarazadas reciban suplementación con yoduro potásico a una dosis de 200 microgramos al día.

Además, insisten en que se debe evitar absolutamente el uso indiscriminado de comprimidos de yoduro potásico preparados para accidentes nucleares (la cantidad suele medirse en miligramos: un miligramo son 1.000 microgramos) por los riesgos que implica.

Y, por último, poniéndonos en el peor de los escenarios, si se produjese un accidente nuclear o un riesgo real de una nube radioactiva, lo que hay que hacer, siempre, es seguir a rajatabla las indicaciones que facilite la autoridad competente.