La manía se considera uno de los trastornos del estado de ánimo, contrapuesto a la depresión. Es importante resaltar la diferencia entre la manía, entendida como una patología psiquiátrica, y el sentido coloquial de "tener manía a algo o a alguien", que denota un sentido de "tener aversión a".

En este trastorno, la persona que padece un estado de manía presenta un estado de ánimo anormalmente eufórico y exaltado, un excesivo humor, que puede manifestarse como una euforia o una gran irritabilidad y excitabilidad. Muy a menudo se acompaña de ideación cercana a los delirios de grandeza, excesiva alegría, excitación y de conducta desinhibida.

Cuando el episodio de ánimo anormalmente eufórico no interfiere con la vida diaria de la persona por no ser de una intensidad suficiente, se considera hipomanía (manía leve).

Síntomas

En general, el paciente acude generalmente acompañado por un allegado (el paciente no cree tener ningún trastorno), con un ánimo elevado, excitado, distraído, muy sensible a las críticas e irritable.

Presenta una elevada locuacidad, habla rápido y con un discurso continuo difícil de interrumpir. Muy a menudo el contenido de su discurso es incoherente, irreflexivo o mantiene afirmaciones difíciles de sostener e incluso inventa palabras. A menudo viste de manera extravagante.

El paciente con manía comúnmente tiene sentimientos de grandeza inexplicables (cree que es un gran inversor o empresario y se siente invulnerable e invencible en todas sus actividades, etc.), pudiéndose implicar en acciones o actividades arriesgadas y peligrosas tanto para él mismo como para los demás; gasta dinero en modo desproporcionado y arriesga y endeuda todo su patrimonio sin límites coherentes.