Deficiencias nutricionales, daños en órganos como los riñones o el hígado o cambios metabólicos que afectan al buen funcionamiento del organismo. Son algunos de los peligros que acarrean las dietas milagro, las que prometen una rápida pérdida de peso. Pero, además, suponen una amenaza para la salud mental de quien las realiza. 

No hace falta pasar hambre ni volverse loco con dietas milagro para perder peso. De hecho, están completamente prohibidas y lo que es necesario hacer es simplemente conseguir que haya al final del día déficit calórico. Esto es, que después de toda la jornada se hayan quemado más calorías de las que se han ingerido.

El alimento que debes incluir

La cena debe ser ligera y seguir la regla del Plato de Harvard. Es decir, que contenga un 50% de verduras o vegetales como mínimo. ¿Pero y el postre? 

Hay un falso mito que dice que comer fruta después de cenar engorda y es totalmente falso. De hecho, todo lo contrario, es muy saludable y nos aporta nutrientes y vitaminas que son esenciales para nuestro organismo. Aparte, muchísimas tienen propiedades depurativas y que cuidan el intestino, por lo que son ideales para la noche. Por eso muchos nutricionistas están incidiendo en lo saludable y bueno que es comer fresas después de cenar, tanto que es muy positivo ingerirlas todos los días.

Al estar compuesta casi en su totalidad por agua apenas hará que comas calorías, tiene efecto saciante y por su fuera poco es un alimento muy rico de comer por su dulzura natural, que dejará un buen regusto en el paladar antes de ir a la cama. Y ya si lo redondeas con un ligero paseo, de unos 15 minutos, conseguirás el combo perfecto.