La ciencia se ha esmerado a lo largo de las décadas en hallar soluciones para que los infectados disfruten de una vida productiva y libre de tratamientos. Hoy podemos hablar de vacunas y de avances para erradicar los daños que causan estas infecciones víricas. Aunque aún queda un largo camino por recorrer. Diseccionamos las claves para entender esta enfermedad.

La hepatitis que más se cronifica

El virus de la hepatitis A se transmite por vía fecal-oral. Se vincula a la falta de agua salubre y a una mala higiene. La mayoría de contagiados adquiere inmunidad de por vida. Es el único tipo que no se cronifica. No así las hepatitis B y C. La B también se contagia por aguas contaminadas, además de por transmisión perianal o sexual.

Es cierto que más del 90% de los pacientes se recupera, pero la enfermedad se convierte en crónica en ese mismo porcentaje cuando se adquiere cerca del nacimiento. El porcentaje, según la ASSCAT (Asociación catalana de enfermos de hepatitis), se reduce al 30 cuando los enfermos se contagian en edad infantil y sólo alcanza el 5% cuando el infectado es un adulto.

Mientras, la C, que se transmite por la sangre, se cronifica entre el 60 y el 80% de los casos según la Organización Mundial de la Salud. Entre el 15 y el 30% de estos sufrirá cirrosis hepática a los 20 años.

Las vacunas de las hepatitis A y B

No existe una vacuna contra la hepatitis C; sí en los otros dos casos. La administración de la dosis contra la hepatitis A es efectiva en el 95% de los pacientes. En España se incluye la inmunización en el calendario de vacunas en Cataluña, Ceuta y Melilla.

También existen vacunas combinadas. Por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis A y la fiebre tifoidea o contra la hepatitis A y B. Mientras, la vacuna contra esta última se eliminó en los últimos tiempos en España para los recién nacidos. Sí se administra en las primeras horas de vida a los hijos de las madres portadoras.

¿Se cura la hepatitis C?

La Organización Mundial de la Salud asegura que entre el 15 y el 45% de infectados elimina el virus espontáneamente en un periodo de seis meses sin tratamiento alguno. Mientras, los medicamentos denominados Sofosbuvir y Daclatasvir y su combinación forman parte de los tratamientos de cabecera de la OMS. De hecho, estos inhibidores pangenotípicos alcanzan tasas de curación superiores al 95%.

Los antivirales de acción directa han revolucionado la historia desde 2013. Hasta entonces, el porcentaje de curación se reducía a la mitad de los infectados. Es importante señalar, por otra parte, que la hepatitis C no se cura solo con el trasplante de hígado. Un tratamiento con medicación antiviral se considera necesario.

Nuevos avances

Recientemente, la ciencia ha conseguido erradicar la hepatitis C en individuos coinfectados con VIH también mediante el uso de antivirales de acción directa. El Registro de Utilización de Antivirales para el Virus de la Hepatitis C (VHC) en la Comunidad de Madrid demostraba a finales de febrero de 2018 la eficiencia de este tratamiento.

Para medir su eficacia se empleó la respuesta viral sostenida. Hablamos de la ausencia de partículas del VHC en sangre a las doce semanas de terminar con el correspondiente tratamiento. Con esta acción, se logró la curación de la hepatitis C en el 92% de los pacientes.

La investigación sigue siendo necesaria para avanzar en este terreno. No debemos olvidar que la vacuna contra la hepatitis C es una de las asignaturas pendientes de la ciencia.