Talento zamorano bajo el microscopio

Zaki Saati logra uno de los contratos posdoctorales Marie Curie para investigar sobre cómo influyen los microorganismo de la piel en la quimioterapia

El investigador zamorano Zaki Saati Santamaría. Cedida

El Marie Sclodowska Curie es uno de los contratos posdoctorales más prestigiosos para la investigación a nivel europeo y en esta convocatoria tiene marcado acento zamorano. Zaki Saati Santamaría es uno de los elegidos para poder desarrollar su proyecto gracias a esta ayuda que se otorga desde la Comisión Europea. “Te dan un dinero para investigar en base al proyecto que hayas solicitado”, explica.

Los requisitos para optar a este contrato europeo pasan por que los solicitantes tengan un doctorado o, al menos, cuatro años de experiencia en investigación a tiempo completo. Ambos requisitos los cumple con creces este zamorano, graduado en Farmacia por la Universidad de Salamanca. “Básicamente, se evalúa tu excelencia como investigador y la excelencia del proyecto, además de analizar cómo te va a beneficiar en tu carrera profesional ese futuro trabajo. Por muy buen currículo que tengas y muy bueno que seas, si el estudio no te va a hacer avanzar en tus conocimientos, no te valoran igual”, reconoce.

El zamorano Zaki Saati Santamaría (segundo por la derecha), con compañeros de investigación. | Cedida

Así que, teniendo todas estas circunstancias en cuenta, el investigador zamorano optó por salirse un poco de su línea de investigación habitual. “Lo que presenté se centra el investigar si los microorganismos de la piel de las personas pueden tener una relación con cómo se responde a los tratamientos de quimioterapia, si puede tener efectos adversos o no”, resume. Así, su intención es poder descubrir las causas por las que algunos pacientes son más susceptibles a los efectos de esta terapia que otros. “No se sabe la razón, pero las bacterias o los hongos pueden tener alguna función en ese proceso”, considera.

En definitiva, su campo de actuación seguirán siendo los microorganismos —como han protagonizado sus últimos estudios— pero en un ámbito más clínico. Y es que la idea sobre este proyecto ya le rondaba la cabeza mientras estudiaba en la Facultad de Farmacia de la USAL. “Cuando estaba haciendo la carrera, leí algo respecto a las primeras veces que se descubrió que los microorganismos podían tener funciones de este tipo y siempre había sido algo que me había llamado la atención”, confiesa.

Técnicas que domina

Ha sido ahora, aprovechando la oportunidad de conseguir este contrato “y puesto que las técnicas que quiero emplear para este estudio ya las domino”, arrancar con esta nueva línea de investigación. “Me apetece moverme en un área más clínica, ya que tengo formación como farmacéutico”, razona. La oportunidad de la Marie Curie era perfecta. “Hablé con compañeros del hospital de Salamanca y como esta ayuda europea valoran que te sigas formando, con este cambio de área se supone que avanzo hacia otros campos y mi formación crece”. Viendo el resultado de su propuesta, parece que este cambio de rumbo ha sido todo un acierto.

Por el camino, muchas horas de preparación de la propuesta científica. “Le he echado mucho tiempo, porque hay un límite de espacio y te valoran muchísimas cosas. Cada frase tiene que transmitir el máximo de información en el mínimo espacio posible”, indica.

Ahora tiene por delante un apoyo para su investigación de dos años, tiempo que agradece pero que considera un poco justo para llevar a cabo una investigación de estas características. “Al final, siempre tienes que ir encadenando con otros nuevos contratos y los últimos meses hay que centrarse también en buscar nuevas ayudas, así que se agradecería que este tipo de contratos fueran un poco más largos”, sugiere.

El lugar elegido para desarrollar este trabajo es la República Checa, país en el que no ha estado trabajado en los últimos tres años, que era uno de los requisitos que se exigían para optar a esta ayuda europea. “Elegí ese país porque tengo contactos con investigadores de Praga y tienen un centro de trabajo puntero, así que es una forma de seguir en contacto con este grupo”, argumenta. De hecho, aunque el proyecto es de carácter individual, lo extensión de la investigación le hará tener que colaborar con expertos de otras áreas.

Especialmente satisfecho se siente el investigador zamorano por haber obtenido este contrato, puesto que precisamente en su área, la de Ciencias de Vida, es una en las que se cursan más propuestas de toda Europa. “Creo que aquí el nivel de exigencia que han pedido por ese motivo ha sido muy más alto que en otros campos, porque además es donde la gente presenta mejores trabajos”, señala.

Ediciones anteriores

El Marie Sclodowska Curie es un contrato del que ya han disfrutado otros muchos zamoranos. Sin ir más lejos, dos compañeras de Zaki Saati en proyectos de investigación anteriores, Paula García Fraile y Lorena Carro García, ya lo han disfrutado en ediciones anteriores. Con la primera de ellas, Zaki ya ha trabajado en otras investigaciones, como el de “Análisis del metabolismo, las funciones, la ecología y la taxonomía del género pseudomonas”, que le llevó recientemente a estudiar el ADN de las bacterias del género pseudomonas —en las que se especializó gracias a su tesis doctoral— con el objetivo de encontrar la información de todo el metabolismo celular bacteriano, “es decir, todo lo que va a poder producir. Con ello podemos hacer predicciones y encontrando partes de ADN que podrían producir moléculas no descritas, algunas de ellas podrán tener relación con antibióticos, antitumorales y otros fármacos, mientras que también podrían tener aplicación a la industria clínica o a la biotecnología o, simplemente, podrían tener una función ecológica en el medio ambiente o en el hospedador en el que haya sido aislada esa bacteria”, explicaba en su momento sobre este trabajo.

Esta investigación, además, fue reconocida este año por la Universidad de Salamanca, que le otorgó el Premio Alumni USAL a la excelencia investigadora en el apartado de doctorado, junto a otras 24 tesis.

La fecha de partida para disfrutar de esta estancia en República Checa todavía no está decidida, ya que su intención es finalizar primero el contrato de investigación que tiene en la actualidad. “Si me lo permiten, esperaré hasta cerca de dos años, para agotar el contrato que tengo ahora”, indica. Está muy agradecido por esta nueva oportunidad para seguir avanzando en el campo de la investigación, pero reconoce que lo ideal para estos profesionales que viven entre microscopios y pipetas sería “tener un contrato para siempre y no tener que ir encadenando varios durante toda la vida profesional”.

Mirando al futuro, Saati confía en que este contrato posdoctoral le pueda abrir puertas en un futuro. “Haber conseguido este tipo de ayudas está muy bien visto en España, te suele facilitar luego el desarrollo de tu carrera, porque están muy bien valorados”, confía.

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