De Irlanda a Zamora en bici por el síndrome de Down

Noel Doherty recorre la N-630 y la cornisa cantábrica para recaudar fondos para la asociación de Cork, su ciudad

Doherty llega a Zamora en su tour por la N-630 a favor por el síndrome de Down.

Asomado al Puente de Piedra, captando el río Duero con la catedral a la derecha, Noel Doherty realizaba su primera parada en Zamora para descubrir la ciudad del románico, incluida en su ruta a favor de personas con síndrome de Down de su ciudad de origen, Cork (DSI Cork), siglas que porta en la parte de atrás de su bicicleta.

Este abogado irlandés de 66 años, jubilado desde hace un año, auténtico enamorado de la carretera N-630, inició su camino en Sevilla, autofinanciado, “yo me pago el viaje y la manutención”, aclara, para indicar que el dinero de los patrocinadores va íntegramente a la Down Sydrome Cork.

Los fondos se destinan a desarrollar proyectos encaminadas a formar en distintos oficios a sus usuarios adultos y a la financiación de “talleres de terapia ocupacional, como jardinería con invernaderos y huertos o un pequeño café y restaurante, entre otras actividades que asumen estas personas como trabajadores”.

La asociación, con una actividad muy similar a la de Fundación Personas de Zamora, también tiene en marcha “servicios de Logopedia o terapia social”.

Este colaborador de la asociación irlandesa participa cada año en el Tour de Munster, la provincia a la que pertenece Cork, a favor de esa causa, también en bicicleta y con una duración de 4 días.

De ahí nació su proyecto de recorrer la N-630 para recaudar fondos hace 12 años, los mismos que lleva su hija Ana viviendo en Madrid, la ciudad en la que su esposa Mary aguarda mientras él sigue su ruta por esta carretera.

“Nos encontraremos en León el sábado para pasar tres días juntos”. Después partirá hasta Santiago de Compostela y concluirá el periplo recorriendo la costa del mar Cantábrico hasta Bilbao.

El viajero irlandés en los jardines del Castillo. Cedida

Toca el turno de describir Zamora. Noel abre sus ojos y sus brazos para describir la llanura zamorana y salmantina, con "sus cultivos, sus laderas" que tanto le admiran, como los campos de olivo que ha dejado atrás.

Un paisaje que ya conoce bien, distinto al montañoso de grandes acantilados de su Irlanda natal, de su ciudad de Cork, conocida como “The Real capital” por su resistencia histórica contra la monarquía inglesa, la segunda capital tras Dublín.

Doherty durante la entrevista en el café Aureto. S. A.

De la ciudad del Duero, de la que salió ayer camino a Benavente, donde tiene otra parada programada, Noel se lleva la “espectacular catedral” y su cúpula gallada, sorprendido por su peculiar forma exterior e interior, inmortalizadas en las fotografías que va tomando.

La “grandiosidad” del edificio del Consejo Consultivo, “con una arquitectura muy lineal, muy bello, armónico”, su composición de piedra y vidrio, con huecos en el muro acristalados, es otro de los valores arquitectónicos que guardará en su memoria este amante del arte, que destaca el número de iglesias de Zamora y en las distintas localidades que ha visitado en este viaje.

Los miradores al Duero, las aceñas, “los molinos”, explica, son otros escenarios zamoranos que le han cautivado.

Los carteles que anuncian la llegada de la Semana Santa en la capital zamorana tampoco pasan desapercibidos para el visitante, una expresión religiosa que choca, apunta, con que “las iglesias están vacías, incluso, cuando hay misa”.

Y cuenta cómo, este miércoles, cuando se encontraba en San Juan, “una mujer entró con su carrito de compra a rezarle a San Antonio de Padua, tocó la imagen con devoción auténtica y se fue”.

Sorprendido por la escasa población de la capital zamorana - y de otras poblaciones en las que ha ido haciendo un alto, como Ciudad Rodrigo-, se muestra alucinado por “la amabilidad de sus gentes, que te saludan, se acercan para preguntarme si quiero que me hagan una foto”, describe frustrado por un castellano que no es tan fluido como le gustaría, aprendido en el colegio.

La gastronomía, el jamón, y el silencio que reina en este trayecto, “me gusta hablar con la naturaleza, observar a los halcones en la carretera...”, destacan en su viaje en solitario. “Esta N-630 es fantástica para viajar en bicicleta, es una carretera con poco tráfico, muy buena, puedes escuchar a los pájaros”. Promete volver a Zamora, pero con más calma.

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