La Iberoamericana acaba de cerrar las puertas de su primera edición con un balance más que positivo. Su principal valedor, Tomás del Bien, reconoce que ha sido complicado organizar un evento de este estilo en un año de pandemia, por lo que las perspectivas de cara al segundo año no pueden ser mejores. Las cifras han mejorado las de Las Edades del Hombre del año 2016, pero el éxito trasciende todavía más: Toro se ha convertido, por derecho propio, en una ciudad reconocida en toda España por la calidad de su propuesta cultural.

–Una vez concluida esta primera edición de La Iberoamericana, cuál es el balance que hace el alcalde de la ciudad de Toro.

–El impacto de La Iberoamericana no ha podido ser mejor, porque ha sido un auténtico revulsivo para el sector del turismo. Era un proyecto pionero y revolucionario, y así se ha trasladado tanto a la sociedad local como a toda la esfera mediática. Por parte de la sociedad toresana, la acogida ha sido espectacular. Y, además, hay que valorar el impacto de todo el mundo del arte, tanto nacional como internacional. Toro nunca había tenido tanta repercusión como la cosechada este año gracias a la celebración de La Iberoamericana.

–¿En qué cifras de visitantes, pernoctaciones e impacto sobre el consumo se ha movido este evento?

–Es complicado establecer una correlación de cifras debido a que 2021 todavía ha sido un año marcado por el coronavirus. Lo que nosotros hemos calculado es que el turismo ha crecido en torno a un 30% respecto a un año normal, antes de la pandemia. Y, sobre todo, ha generado muchísimo turismo de nivel, de calidad. El gasto medio por persona se ha triplicado respecto a Las Edades del Hombre, porque es un tipo de visitante muy diferente.

–¿De dónde nace la idea de realizar una muestra como La Iberoamericana en Toro?

–Es bastante sencillo. Un día vino a Toro un comisario de arte, como es Víctor del Campo Illera, que se juntó con un alcalde que es historiador del arte y ahí comenzamos a fraguar la idea. Lo que buscábamos era poner en valor los edificios monumentales que tiene Toro y dotar al proyecto de un lenguaje contemporáneo; esto último, no solo para Toro, sino para toda Castilla y León, porque estamos faltos de este tipo de lenguajes. Nosotros creemos en el derecho al acceso universal a todo tipo de cultura, un derecho que también tenemos los habitantes del medio rural. Y, por supuesto, fuimos siempre conscientes de que había que dar a todo el proyecto un papel feminista y darle la importancia que la mujer tiene en el arte en este siglo XXI.

–Y todo ello, mirando hacia Latinoamérica.

–Sabíamos que era imprescindible darle una dimensión internacional a este proyecto. Toro tiene un importante discurso con Latinoamérica. Ya no solo por la leyenda que dice que nuestro vino iba en ese primer viaje, sino porque dos de los financieros de Colón son toresanos, como es el caso de Fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca. Además, Américo Vespucio, que da nombre al continente, recibió la carta de castellanía en Toro en 1505. Por lo tanto, consideramos que teníamos que ir a Latinoamérica para fraguar todo y por eso México fue el primer país invitado. Ahora, estamos eligiendo el siguiente.

–¿Qué puede avanzar de esa segunda edición?

–No podemos avanzar mucho por el momento. Hay una cuestión positiva, que es que vamos a trabajar sin la presión de una pandemia. La Iberoamericana se inauguró en el mes de junio, pero la producción comenzó en el mes de marzo y había muchos interrogantes. Para la segunda edición, ahora mismo estamos ya metidos en la producción y en breve anunciaremos el país o los países invitados. Por lo tanto, tenemos mucho más recorrido por delante y aprenderemos de los errores. El objetivo es que, el año que viene, estemos en prensa provincial, regional, nacional e internacional. Va a ser una auténtica revolución.

–Su equipo y usted se han propuesto convertir a Toro en ciudad de las artes.

–Desde el primer momento tuvimos claro que la cultura debía ser un elemento vehicular de nuestra acción de gobierno, como lo es de todo tipo de sociedades. La cultura es lo único que nos salva de ser animales irracionales y una sociedad sin cultura es una sociedad sin futuro. Además, es un recurso económico que ofrece prosperidad. Para nosotros, es un orgullo que Toro tenga una programación como la que tiene. Y que, vayas donde vayas en España, todo el mundo sepa que Toro es un polo cultural de los más importantes de toda la península.