Tiene un parecido más que sorprendente con su madre Lole, la gitanas más guapa y más dulce que ha dado la raza al mundo del cante jondo. Tiene también el quejío rasposo en la garganta de su padre Manuel. Un grande de la guitarra y la composición que sentó las bases del nuevo flamenco allá por los lejanos 70. Juntos, Lole y Manuel, revolucionaron los escenarios del mundo entero. Juntos, Manuel y Lole, crearon una familia cuya semilla hace tiempo que vuela sola, con entidad propia, por los escenarios de medio mundo.

Alba Molina llega a Toro esta noche con sus padres grabados en cara, garganta y espíritu. Un espíritu libre y bohemio que la convierten en una mujer con una luz especial.

– Aterriza en Toro con un homenaje a sus padres que la está llevando con muchísimo éxito por España pero también por París, Londres o Moscú.

– Sí, ha sido una aventura bonita. Al público de fuera no le hace falta entender lo que estás cantando. Se dejan llevar por lo que perciben. Es muy gratificante. Y lo es también comprobar el respeto que se le tiene fuera de España al flamenco, el silencio y la atención con que te escuchan, la educación… Y ver cómo incluso hay parte del público que recuerda las canciones de mis padres.

– Un homenaje que ha terminado siendo una trilogía discográfica¿Cómo surge la idea de estos trabajos?

– En realidad no fue nada planificado. No lo pensé. Fue algo bastante emocional que fue naciendo y lo fui sintiendo. Cuando mi padre falleció necesité cantar sus canciones. Hice un primer disco de estudio con Joselito Acedo a la guitarra y al que llamamos “Alba Molina canta a Lole y Manuel”. Después llegó un segundo que llamamos “Caminando con Manuel” con las canciones sólo de Manuel. Y por último llegó e un directo en el Lope de Vega de Sevilla.

– ¿Y cómo ha sido este reencuentro con sus raíces?

– No ha sido un trabajo fácil. No lo es cantar las canciones de tu padre cuando se acaba de marchar. Así que por un lado fue un trabajo curativo, terapéutico, un bálsamo para el dolor pero fue duro. Duro, bonito y hermoso a la vez. Sentimientos contradictorios todo el tiempo. Es algo que me ha hecho crecer mucho espiritualmente . He entendido lo importante que es el silencio en la vida. Me ha servido para sentirme aún más privilegiada de dónde vengo.

– ¿Ha descubierto algo que no supiera de sus progenitores?

– Cada vez que me subo a un escenario con las canciones de mis padres me cuentan algo nuevo. Voy descubriéndolos todos los días.

– ¿Cómo se crece al lado de tanto arte?

– Me he criado entre ensayos y estudios de grabación. Mi familia canta y baila de siempre y con cualquier excusa. Para mí ha sido algo natural. Quizás ahora que soy más mayor soy más consciente de la importancia que tiene. Me siento una privilegiada.

– ¿Qué queda de la niña que empezó, como no podía ser de otra manera, de la mano de su padre y también de la de Alejandro Sanz?

– Pues me sigo sintiendo muy niña. Estoy más serena, tengo el corazón más castigado pero en la ilusión y las ganas sigo siendo una niña.

– Hablando de niña... ¿Qué pasó con “Las Niñas”, aquel trío funky-andaluz que nos volvió locos a todos no hace muchos años?

– Cuando tienes 19 años pasan cosas... Somos tres mujeres con caracteres muy distintos ,,, pero te contaré en exclusiva que “Las Niñas" vuelven. Vamos a hacer unos cuantos bolos con el repertorio de siempre. ¡Volvemos!

– Homenaje a sus padres, el regreso de “Las niñas”... y nuevo disco en el mercado producido por usted que se llama “El beso”.

– Yo soy de hacer muchas cosas a la vez. Cuando me asaltan las cosas tengo que hacerlas. He estado haciendo bolos de jazz, de música más romántica… ahora con los discos de mis padres me he lanzado a hacer flamenco cuando jamás lo había hecho… Soy gitana, soy flamenca y evidentemente lo llevo conmigo pero nunca lo había cantado y de repente lo sentí. .Hago lo que siento en cada momento. No obedezco a nada más.

– Ese es el gen bohemio de sus padres...

Yo el gen no lo llevo solo en la cara, también en la forma de ser y de sentir. Me parezco cada vez más a mi padre. No necesito ser Madonna para ser feliz. Me encantaría por ejemplo cantar algún día en un club de jazz de Nueva York. Ganar dinero es necesario para vivir, pero no soy nada ambiciosa.